Tras los nefastos resultados del plebiscito, para el gobierno del presidente Santos , éste convoca a un diálogo nacional con la oposición que encabeza el actual senador y ex presidente Alvaro Uribe Vélez, ganador rotundo por donde se le mire de la jornada electoral de este Domingo 2 de Octubre.
Mientras tanto, sectores políticos, sociales y religiosos ven la puerta para una Asamblea Nacional Constituyente.
La última vez que el país vivió una Constituyente fue en 1991. La Carta Política se conoció como un tratado de paz con el M-19. Las FARC no participaron.
Desde que se sentó en la Mesa de Negociaciones, en La Habana, el equipo negociador del gobierno descartó el escenario de la Asamblea Constituyente como fórmula para refrendar los acuerdos que eventualmente se suscribieran con la contraparte, la guerrilla de las FARC.
Esa posibilidad estaba descartada desde antes de que se firmaran los primeros acuerdos, y Humberto de la Calle rechazó la Constituyente de forma reiterada.
Los voceros de las FARC, en cambio, insistieron durante más de cuatro años en esta fórmula, y solo se bajaron de ella el 23 de junio, cuando se pactó el cese al fuego definitivo. Ese día Timoleón Jiménez, comandante de la guerrilla, aceptó el plebiscito, y la palabra Constituyente parecía proscrita. Fue la primera vez que este grupo aceptó la competencia de la Corte Constitucional. En un hecho sin precedentes, aseguraron que respetarían su fallo sin importar qué dijera.
Pero este 2 de octubre, tras el fracaso de la refrendación de los acuerdos de La Habana, la Constituyente cobró vida. Las primeras reacciones de sectores políticos coincidieron en la necesidad de un gran ‘Pacto Político Nacional’, y no se advierte otro escenario diferente para ello que el de la Asamblea.
En su alocución, el presidente Juan Manuel Santos abrió la puerta al diálogo, y anunció que escuchará a todos los sectores, sobre todo los que promovieron el No. Todo con el fin de encontrar el camino que garantice la búsqueda de la paz.
Las FARC, por su parte, aunque se habían mostrado bastante pesimistas ante la posibilidad de una renegociación, recibieron los resultados con bastante cautela y revivieron su caballito de batalla desde que empezó el proceso: la Constituyente. Incluso, pidieron un espacio en el diálogo político que anunció el presidente Juan Manuel Santos. «Hace rato planteamos que es necesario un pacto nacional», dijo el máximo jefe de esa guerrilla, ‘Timochenko‘.
En Colombia el antecedente más importante fue la Asamblea Nacional Constituyente que dio origen a nuestra Carta Política de 1991. Tres aspectos centrales desde nuestro punto de vista definen una Asamblea Nacional Constituyente. 1.- Es una expresión soberana del pueblo. 2.- Puede ser limitada en cuanto al poder otorgado. Y, 3.- Es temporal.
Es expresión popular de la soberanía popular en tanto es el constituyente primario quien decide a través del voto si la convoca o no. No siempre es ilimitada en cuanto al poder de reforma como se cree comúnmente. El texto que convoca a una Asamblea Nacional Constituyente debe ser preciso, claro y delimitado, respecto del poder de la reforma constitucional cuando sea parcial. Pero también puede ser total si así lo confiere el pueblo. Por último la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente debe ser temporal, señalándose con claridad el número de constituyentes y el tiempo en que se desarrollara la labor constituyente.
Un camino largo y espinoso: El último problema del mecanismo es práctico. Como está planteado hoy en la Constitución el camino para llegar a una constituyente es largo y está lleno de obstáculos. Se requiere que el Congreso de la República apruebe una ley para preguntarle al pueblo en votación popular si convoca o no a una Asamblea Constituyente para reformar parcial o totalmente la Constitución.
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