Nos estamos quedando sin agua. Así lo demuestra un gráfico publicado por la NASA en el que se aprecia cómo los acuíferos subterráneos más grandes del mundo se agotan a un ritmo alarmante. Gracias a los satélites lanzados al espacio, la agencia aeroespacial ha podido realizar una primera estimación sobre la situación de las masas de agua dulce que discurren por debajo de la tierra, y los resultados han reflejado un panorama preocupante: un tercio de las mayores cuencas están en las últimas. “La situación es bastante crítica.
Según las estimaciones publicadas, 13 de los 37 acuíferos subterráneos más grandes han rebasado sus puntos límites de sostenibilidad. Esto significa que se ha sacado más agua de ellos de la que la naturaleza ha sido capaz de devolver a sus cauces desde 2003 hasta 2015 –el tiempo que duró el estudio–. Ubicados en regiones tan dispares como India, China, Francia o Estados Unidos, estas masas de agua ven bajar sus niveles a un ritmo frenético por el uso irresponsable que se da de ellas.
Las reservas de agua subterráneas son mucho menores que las estimaciones de hace décadas
“¿Qué sucede cuando un acuífero muy estresado se encuentra en una región con tensiones socioeconómicas o políticas que no pueden complementar la disminución de los suministros de agua lo suficientemente rápido?”, se preguntó Alexandra Richey, autora principal del estudio, para concienciar sobre la necesidad de que los países menos desarrollados trabajen en políticas al respecto.
Los expertos apuntan a la teoría de que las reservas de agua subterráneas serán probablemente mucho menores que las estimaciones realizadas hace décadas.
El derroche de agua o su utilización irresponsable no es un tema baladí, pues estos acuíferos suministra el 35% del agua dulce consumida por los seres humanos en todo el mundo.
Nuestro suministro mundial de agua se está convirtiendo en un problema cada día que pasa. Incluso en los países desarrollados, donde un abundante suministro de agua a veces se da por sentado, el valor del agua es cada vez mayor entre la gente y sus gobiernos.
Se ha descubierto que no se puede fabricar agua, así que ¿qué va a pasar si nos quedamos sin agua? Es irónico que en un planeta que es 70% de agua, las personas no tengan suficiente agua limpia y segura para beber.
Sin embargo, el agua dulce en la Tierra representa sólo el 3% del suministro de agua. Y menos de un 1% es de libre acceso, y el resto está invertido en hielo, como en icebergs, glaciares y ventisqueros. Esto significa que se espera que todos los ríos, arroyos, lagos, acuíferos y aguas subterráneas sirvan para sostener a los 6,602,224,175 personas en la Tierra, constituyendo menos del 1% del total de agua en el planeta.
Soluciones de abastecimiento
Para asegurar una fuente de agua para su pueblo, un gobierno puede construir una presa, pero las presas tienen inconvenientes también.
Debido a su gran superficie, se pierde una gran cantidad de agua por evaporación. Y también sirven como sitios de recolección inadvertida para las sales naturales que se encuentran en el agua dulce. Estas sales se acumulan con el tiempo, y las tierras de cultivo regadas a través de una presa pueden envenenarse a partir de las concentraciones de sal. Esto puede conducir a la pérdida de comida – no sólo los propios cultivos, sino también a las vacas, cerdos y pollos que se alimentan de los granos afectados.
En vez de encontrar nuevos lugares para el cultivo, los agricultores con campos arruinados pueden trasladarse a las ciudades en busca de trabajo. De este modo surge un crecimiento de cepas de población urbana e infraestructura pública – como las alcantarillas.
Los habitantes más pobres pueden encontrarse sin más remedio que utilizar el suministro de agua directamente, sin saneamiento. La contaminación también aumentaría a través del crecimiento de la industria, que puede crecer con una repentina afluencia de mano de obra barata. Si esto ocurriera, no pasaría mucho tiempo para que el suministro de agua corriente pase a ser insalubre en estas condiciones.
El suministro de agua contaminada podría matar la vida acuática, lo que reduce aún más el suministro de alimentos disponibles. Las enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea, se extenderían.
¿Nos quedaremos sin agua? Tal vez no.
Pero las personas pueden recurrir a la violencia en un intento de evitar un escenario de pesadilla como éste.
La tecnología también puede jugar un papel clave para asegurar un suministro de agua adecuado. Los usos agrícolas representan el 70% de todo el consumo de agua en los seres humanos. Pero el 42% de toda la gente que usa agua en agricultura se pierde debido a las técnicas de riego ineficientes.
Los sistemas de riego por goteo se están volviendo cada vez más populares, ya que operan con un 95% de eficiencia. Tradicionalmente, los sistemas de goteo son más costosos que otros métodos de riego, pero algunas empresas están encontrando maneras de reducir el costo de estos sistemas, haciéndolos más asequibles para los países pobres que carecen de los recursos hídricos.
Plantas de desalinización – que eliminan la sal del agua de mar para producir agua dulce – ya están en funcionamiento en todo el mundo. Son caras de operar, pero se espera que los costos asociados a esta tecnología disminuya en el futuro.
Otra solución de la conservación del agua puede ser cultivar cultivos que requieran menos agua para crecer y producir. Los bioingenieros están tratando de crear plantas modificadas genéticamente que puedan crecer bien sin riego artificial. Aunque la idea de comer alimentos modificados genéticamente hace a algunas personas aprensivas, el alimento del futuro podría ser creado en un laboratorio.
No todas las soluciones de abastecimiento de agua se basan en la tecnología. Algunos sugieren que el simple aumento de la percepción del valor de agua puede ser una respuesta a la crisis del agua.
Hacer de la extracción de agua una utilidad estrictamente pública, es decir, lo que significa no estar disponible a la venta por empresas con fines de lucro, así como el aumento del precio del agua podría reducir el mal gasto.
Si el agua costase más, sería más valiosa para los consumidores. Lógicamente, esto animaría al público a conservar más. En otras palabras, si el agua fuese más cara, una persona podría ser menos propensa a mantener el agua corriendo mientras se cepilla los dientes o lava los utencilios de cosina.
Fundamentalmente, hay dos puntos de vista de la actual crisis del agua: el optimismo y el pesimismo. Respecto al suministro de agua en disminución, los conflictos pueden surgir. La enfermedad y la muerte puede ocurrir.
Los pueblos ricos serán no los que tengan oro sino agua, los que puedan conservar su ríos y fuentes de abastecimiento, además que tengan el el colectivo comunitario la importancia y valor incalculable del agua como líquido para poder vivir y suplir tantas necesidades.
Hoy en día uno de los negocios más lucrativos es tratar el agua y venderla en bolsas o envasarla en mejores condiciones de potabilidad para el consumo humano.
Lamentablemente paises como colombia está perdiendo en muchas de sus regiones la capacidad de contar con reservas suficientes de agua para suministrarla a sus poblaciones y ya, por el fenómeno del niño, el cambio climático y la acción desvastadoras de la minería ilegal se está padeciendo drásticos racionamientos y cortes obligados en las empresas que comercializan y abastecen el preciso líquido.
En muchas poblaciones sus habitantes asisten a la muerte lenta de sus ríos que fueron su mayor patrimonio natural hoy convertidos lamentablemente en contaminados caños y vertederos de aguas servidas estancadas.
Pero mientras que algunos pueden luchar, la lucha por mantener o crear un suministro de agua viable ha alentado la cooperación y la innovación entre los gobiernos. A partir de la crisis del agua también se esperan resortes.
Fotos: La Nasa- Carlos Lasso Vásquez
Debe estar conectado para enviar un comentario.