Sin embargo, quienes creíamos que ahora podríamos exigir un mejor campeonato, más competitivo, con más recursos para que los clubes pudieran invertir en sus divisiones menores o en armar mejores nóminas, nos equivocamos. Según fuentes allegadas a este columnista, de los casi cuatro millones de dólares mensuales que van a entrar por el negocio nuevo, apenas un poco más del 20 por ciento será el monto a repartir entre los 20 clubes que tienen derecho a recibir dinero por ese concepto. Muy poco si se tiene en cuenta que sin equipos no hay torneo y sin fútbol el canal no vale lo que pagaron los operadores, algo así como 0.8 dólares por suscriptor.

Sin embargo, de manera extraña, ya sea por ingenuidad o por exceso de confianza en la comisión designada para negociar los derechos, los propios clubes aprobaron esas condiciones hace casi cuatro años, cuando se les presentó el nuevo modelo de negocio. Así firmaron el contrato de cesión de los derechos. Es decir, nada pueden hacer. Algunos se preguntan por qué terminaron los clubes costeando todo un canal cuando su negocio debió ser simplemente vender los derechos de transmisión de los partidos.

El caso es que al negocio del fútbol siguen llegando muchos millones de dólares, pero realmente es poco el dinero que va a parar a los clubes y por consecuencia a los futbolistas, en teoría los más importantes.

Bienvenido el fútbol para todos, pero tengamos en cuenta que el espectáculo poco o nada va a mejorar porque el dinero que los cableoperadores invirtieron no irá a parar, como debería ser, al show.

Por: Antonio Casale