Ramiro Bejarano insiste en que Angelino es un «corrupto y algo más…»

AG se rasga las vestiduras diciendo que no se ha robado nunca un peso y menos del Estado. Esa no es la única forma de ser corrupto. Hay muchas otras, varias de ellas igualmente graves o aun peores, porque degradan los valores de respeto a la cosa pública y menoscaban la fe ciudadana.
Aquí van sólo unas pocas constancias de su corruptela.
La Clínica San Francisco de Tuluá fue intervenida por la Superintendencia de Salud, y designó como agente interventor a la Gobernación del Valle, entonces presidida por AG, quien mediante decreto 534 del 28 de noviembre de 2006, a su turno, designó como interventora a su prima Bertha Nelly Rojas Escobar, a quien también nombró como su representante en la junta directiva del Hotel Guadalajara de Buga. Además, movió sus fichas para que a su otra prima Martha Lucía García Garzón le adjudicaran jugosos contratos en el Hospital Divino Niño de la Ciudad Señora. Convertir la gestión pública en coto de familia es una vieja forma de corrupción. Esto, desde los romanos, se llama nepotismo.
Me pregunto cómo se llamará en el complejo universo de Angelino el hecho de que, cuando estaba investigado por el procurador Ordóñez, lo alojó en su casa de Ginebra (Suiza). Investigador e investigado durmiendo en la misma casa, y el uno recibiendo atenciones del otro. Bonita imparcialidad….
Y cómo calificar el hecho de que siendo AG gobernador, el departamento invirtió $8.353.448= para un acto inútil con Sintragobernaciones.
Y a título de qué AG se consideró asistido del derecho de pagar $ 25.000.000= con cargo al erario para la publicación de una carta suya en el Occidente del 31 de enero de 2007, dirigida a María Isabel Rueda refutando su columna en la que, con razón, la periodista criticó su confuso papel en la huelga de corteros de la caña de azúcar. Refutar opiniones con dineros oficiales.
Y por falta de espacio no me ocupo de estas otras perlitas de impunidad:
• Las relaciones de AG con Raúl Grajales, condenado penalmente por lavado de activos, financiador de su campaña a la Gobernación;
• los desastres en la Industria de Licores del Valle siendo AG presidente de su junta directiva y gerente Esperanza Acosta Tenorio, su mancorna, particularmente en los contratos con Dimerco y Parquesoft;
• las graves denuncias de la red municipal de veeduría ciudadana por los desayunos escolares;
• el sospechoso otrosí en un contrato con la constructora Pisa, que le significó al departamento dejar de percibir importantes ingresos;
• los cuantiosos contratos de prestación de servicios con los que favoreció desde la Vicepresidencia y la Comisión Nacional de Reparación a la cuadrilla de sus amigotes, muchos sin requisitos y tan incapaces como AG. (http://goo.gl/DNDQZD).
Esto no termina aquí, hay más cosas. Habrá para rato.
No está ni tibia la “banda de los cuatro” –Angelino, Monserrat, Dilian y Roy– si creen que con bravuconadas van a silenciarme.