Genio y figura hasta la Sepultura. El maestro Henry “El enano” Holguín, “el padre de la Crónica Callejera”.

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Por: Álvaro Miguel “El Negro” Mina y Darío Gómez.

Con motivo de cumplirse un nuevo aniversario de su partida terrenal. El Periódico La Última, les comparte esta crónica elaborada por sus dos hijos putativos, escrita para el Diario Q’ Hubo.

No es fácil abordar estas líneas para describir a uno de los cronistas más grandes del último siglo en Latinoamérica, especialmente cuando el curso empírico qué iniciamos con él, por física vocación y contagiados de su genial capacidad de contar historias, por allá en el decenio de los 80, no se culminó.

Y, para evitarnos un regaño desde el más allá decidimos aceptar el reto de Q’hubo de contar algunos pasajes que vivimos de su historia periodística, ya que no, nos habría perdonado qué por puro sentimentalismo o flojera no fuéramos capaces de redactar estás líneas sobre el maestro.

Henry Holguín Cubillos, marco la vida de varias generaciones de cronistas y periodistas como seguramente lo hizo su madre Margarita Cubillos, la reportera gráfica conocida como “La Maga”, en su paso por el diario El País, dónde según él fue bautizado en medio de las rotativas y con tinta de impresión.

Las polvorientas calles del barrio Municipal de Cali, vieron crecer al “Enano” Henry Holguín, criado bajo la egida de su abuela Rosario, recordó Adolfo León Gómez, uno de sus grandes amigos de barriada, con quien compartió el amor por el Deportivo Cali.

A los 9 años comenzó a manifestar su rebeldía y decidió lanzarse a la calle para probar suerte y graduarse en la que llamaba la “Universidad de la Vida”.

En sus cátedras de periodismo “El Enano”, contaba que había sido gamín, lustrabotas, ladrón de libros qué devoraba y qué luego devolvía porqué le quedaban grabados en su mente genial.

Como si fuera hoy, recordamos su mirada hacia lo alto y pasando su mano por el rostro, lo cual lo inspiraba para revelar las historias de Olga, una cabaretera qué lo hizo hombre, pero a la vez lo llevó a vivir su primera experiencia con las drogas y los duelos a puñal con los pretendientes de su primer amante.

Y, fue por una de ésas peleas callejeras qué pagó su primer canazo en una de las comisarías del centro de Cali, según él, por “haberle pintado un cuatro al Coyote….”, cómo en la canción de José Alfredo Jiménez, al referirse qué hirió en el rostro a uno de sus rivales.

Hasta ahora son puras vivencias de la vida de Henry, las qué quedaron en nuestra memoria, qué seguramente curtieron a quién después se convertiría en uno de los más grandes reporteros de acción del periodismo colombiano.

Y LLEGÓ A LOS MEDIOS.

La primera experiencia contó Holguín, en una de sus tertulias, fue en la radio, gracias a la oportunidad qué le dio Alberto Giraldo, en ése entonces director de Noticias de Todelar.

Pero fue más por su sagacidad y olfato periodístico qué ya hervía en sus venas, ya qué se encontró con un accidente de tránsito de un bus escolar y qué narró con detalles a los oyentes. Fue allí donde comenzó la historia del “Enano” Holguín, cómo reportero.

Fue asignado a las tareas de todero, sirviendo tintos, cortando cables qué llegaban al teletipo, lustrando los zapatos y lavando los carros de los directivos del Noticiero Todelar en Cali, de la época. Detrás de eso se estaba gestando todo un reportero qué aprendía de los maestros, mientras en los ratos libres leía con pasión y se arriesgaba a “garrapatear” cuartillas en las máquinas de escribir en la sala de redacción.

Su sueños y deseos de superación le decían que era en Bogotá, dónde estaría su futuro. Y es que fue así, porqué en la Capital de la República, logró aprender con el trabajo qué otros grandes ya hacían en diferentes medios de comunicación entre ellos, Gabriel García Márquez, Alvaro Cepeda Samudio, Germán Castro Caicedo, Germán Santamaria, Yamit Amat y Juan Gossaín.

HH, cómo cariñosamente lo llamábamos, se caracterizó cómo un reportero de acción e historias cómo la del hallazgo de la “Machaca”, un bicho de su febril imaginación, qué picaba a las personas y la única salvación era hacer el amor antes de 24 horas. O haber encontrado, según él, al ex criminal Nazi, Martin Borgman, en las selvas del sur de País, al cual mantuvo encerrado en un hotel en Pasto, hasta qué se comprobó que en realidad no era él.

Su obra literaria fue reconocida por Daniel Samper Pizano, al incluir su crónica San Pablo Pueblo Tomado, en la Antología de los Grandes Reportajes, y “La Tragedia de los Mineros que jugaban con Pólvora”, incluida por el escritor Juan José Hoyos, en su libro “La Pasión de Contar”, dónde narra la historia del periodismo en Colombia entre los años 1638 y 2000.

Y MAS ANÉCDOTAS.

Cómo olvidar las 14 cirugías, los 20 secuestros, en dos de los cuales fue sometido a juicio por los guerrilleros y en los que se defendió con el poder de su pluma y su palabra; sus 200 mujeres, una de las cuales lo persiguió a lo largo del río Cali, con el único propósito de solicitarle una faena de amor; los cinco infartos y los nueve atentados.

En uno de éstos Henry, fue atacado a bala en el Barrio Alto Aguacatal, en el occidente de Cali, cuando salía de su casa a Super Noticias del Valle. Con nueve impactos de bala calibre 9 milímetros y con una tenue señal de vida fue trasladado de Urgencias  a la Clínica Rafael Uribe Uribe, dónde fue salvado de la “Parca”, gracias al equipo médico encabezado por Guillermo Isaza y Antonio Joaquín García Sierra, quién con su dedo índice taponaba la pérdida de sangre en la arteria femoral en el camino a la sala de cirugías.

Su reaparición en público la hizo desde el balcón de la Clínica Rafael Uribe, dónde lanzó al viento una paloma blanca en señal de paz y de inmediato emprendió una campaña para mejorar la programación de televisión, dónde invitó al pueblo a apagar éstos equipos.

Sus historias van desde haber caído al mar Pacífico, cuando acompañaba la comitiva del presidente Belisario Betancourt, a la Isla Gorgona, hasta defender su vida con un kilo de carne, cuándo dos delincuentes pretendieron robarlo en el Centro de Cali, al punto qué cuando llegó a la casa le dijo a su esposa Ana Milena, luego de tirar la pulpa sobre el mesón de la cocina: “Salela y fritela, qué ya viene tasajeada”.

SUS ULTIMOS 25 AÑOS.

Henry Holguin, fue contratado por el exministro ecuatoriano y presidente del grupo empresarial “Granasa”, Galo Martínez, para asumir la dirección general del diario Extra en Guayaquil, qué bajo su creatividad impuso récord de ventas al pasar de 7000 ejemplares a 220 mil diarios, cifra que se mantuvo hasta el momento de su partida terrenal.

Ahí en esa empresa tuvo la oportunidad de cumplir la misión de fundar un periódico tabloide en La Paz Bolivia, dónde también batió récord de ventas con su espíritu sensacionalista.

En Ecuador logró crecer como periodista, obtener todos los premios y el reconocimiento de la academia que lo honró como su profesor de periodismo.

Hace unos cinco años lo visitamos  y tuvimos la oportunidad de recorrer varios lugares típicos con él. En medio de una bebidas espirituosas nos confesó su deseo de ser sepultado en ese camposanto, para quedar junto al mar y poder volarse en las noches al vaivén de las olas.

En honor al gran maestro de la Crónica Callejera, el “Enano” Holguín, de lo que podemos estar seguros es qué ante el Todopoderoso, debe de estar reclamando por la forma pacífica en la cual falleció; pues siempre creyó que moriría en medio de un nutrido cruce de disparos, para lo que cargaba en su manicartera, él qué siempre denominó su antídoto, una pistola del Calibre 9 milímetros, junto a las medicinas qué controlaban la diabetes qué lo afectó durante los últimos años.

Ahora, ante tú partida, sólo nos queda diariamente repetir tú frase de combate: “El qué tenga miedo, qué se compre un perro”.

Redacciòn