Las ocho personas masacradas en zona rural del municipio de Calamar (Guaviare) fueron obligadas a cavar la fosa común donde después fueron enterradas. Las víctimas eran líderes religiosos y nada tenían que ver con la guerra que tienen desatada los actores armados en ese departamento.
Los responsables de este múltiple crimen de acuerdo a las autoridades son el Frente Armando Ríos de las disidencias que obedecen a José Gregorio Vera alias “Iván Mordisco”. La orden de eje ocurrió, al parecer, porque los ilegales creyeron que los ocho religiosos, que recientemente habían llegado al territorio, tenían vínculos con el ELN.
Las víctimas, de acuerdo con el reconocimiento preliminar de los familiares, son Jesús Valero, Carlos Valero, Maribel Silva, Isaid Gómez, Maryuri Hernández, Óscar Hernández, James Caicedo y Nixon Peñalosa Chacón. Todos estaban desaparecidos desde el pasado mes de abril.
De acuerdo con la Fiscalía, los líderes sociales y religiosos llegaron a Calamar provenientes del departamento de Arauca. La mayoría de ellos empezó a organizar actividades comunitarias, agrícolas y religiosas: no pertenecían a ninguna organización política o armada. Pero eso incomodó a los ilegales.
El pasado 4 de abril los religiosos recibieron una videollamada en la que eran citados por el grupo armado ilegal. Prometieron que regresarían antes de las 3:00 de la tarde. Dos de ellos asistieron y fueron trasladados en lancha con rumbo desconocido, tres días después, los otros seis miembros de la congregación religiosa también fueron arrastrados por los armados.
Raúl González, fiscal delegado para la criminalidad, afirmó que, sin ningún sustento, los hombres de Mordisco ejecutaron y sepultaron en una fosa común a los religiosos porque –en medio de la paranoia– creyeron que habían llegado desde Arauca para crear una célula guerrillera del ELN.
Según cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en lo que va del año se han cometido 33 masacres en Colombia.
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