Por: Álvaro Miguel “El Negro” Mina.
La baja talla de tan sólo un metro y pico, que le impidió cumplir el sueño de su vida; ingresar a la carrera militar del Glorioso Ejército de Colombia. Ésa misma baja talla le sirvió para triunfar en el aire sin ser piloto de aviación, ni alpinista.
El Ingeniero José Reynel “El Gato” Atoy, hijo del emigrante filipino, Juan Evangelista Atoy, excombatiente de la Guerra de Corea, nació en la población de Riofrío, en el centro del Valle.
Su padre quién llegó de las orillas del Mediterráneo, en una misión oficial desde Filipinas en el sudeste asiático para montar las antenas repetidoras del Ministerio de la Defensa, en Cerro Tokio, zona rural del municipio de Dagua , en el Valle del Cauca, tenía la ventaja de ser católico y hablar el idioma español, por su descendencia paterna de la madre patria.
La mayor característica de los filipinos: “amabilidad, serviciales, comer de todo, agradecidos y una sonrisa a flor de labio”, a pesar de su vecindad con la Pachamama, (por su baja estatura), lo convirtieron en el epicentro de las miradas de las féminas en el Queremal, la tierra del queréme.
Mientras en semana el señor Atoy, se dedicaba a la construcción de la Torre Repetidora. Un domingo durante un paseíllo por el Balneario El Sinaí, en las frías aguas del Río San Juan, en el Queremal, conquistó a Catalina Castro. Una esbelta y rutilante mona, cantante, procedente de Ibagué, capital musical de Colombia, dónde laboró cómo diseñadora textil. De ésa unión nacieron cinco hijos: Doris, Gladis, Fernando, Jorge y José Reynel “El Gato” Atoy.
En busca de un futuro, la familia Atoy Castro, se trasladó al barrio Siloé en Cali. Doña Catalina, ingresó como operaria en la empresa Britilana, donde se pensionó, mientras el Filipino Don Atoy, se dedicó a la agricultura y lechería en la zona montañosa de Barragán, en Tuluá. Las ganancias de la empresa familiar de los Atoy Castro, les permitió comprar de contado su primera vivienda en el Barrio San Carlos, en Cali.
Ahí en la escuela Santiago Apóstol, José Reynel, adelantó estudios de primaria y secundaria. Con sus sueños de éxito, se matriculó en el Sena, cómo estudiante de Electricidad.
A sus 16 años de edad, Atoy JR, mientras diseñaba en un papel la maqueta de una Torre repetidora, sus demás compañeros tenían patrocinio empresarial, y él quedó mirando “pal techo”.
Éste inquieto e imperativo muchachón, anhelaba la carrera militar siguiendo los pasos de su padre, un excombatiente de la Guerra de Corea.
En ese sueño su baja talla le jugaría una mala parada, al ser excluido del servicio militar, por su escasa estatura y vecindad con el piso.
De regreso a casa, escuchó que en Caracol Radio, había un cupo para “Torrero” y se presentó con la misma sonrisa heredada de su padre y los angelicales ojos de su progenitora. Ahí se ganó la simpatía del Ingeniero Francisco “Pacho” Martínez, quién estaba listo para pensionarse. Con una carta de su señora madre ,por tratarse de un menor de edad, fue admitido en la empresa. Con un sueldo de 2 mil 400 pesos mensuales y como aprendiz del SENA, inició labores.
Ese “billetal” de momento le sirvió para matricularse en la National Scholl, donde obtuvo el grado en Ingenieria Electrónica, y comenzar a escalar en su oficio y económicamente.
Para el año de 1983 ,como un curtido ingeniero, mostró casta y categoría instalando la primera torre de 60 metros de altura en el cerro de Cristo Rey para la emisora Caracol Estereo en el FM, cuyos estudios radiales funcionaban en el edificio El Castillo, en el norte de Cali.
Seguidamente realizó trabajos similares para las emisoras de FM: Bienvenida Stereo, La Vallenata, Los 40 Principales, Radio Activa y Tropicana, de Caracol Radio.
Lideró el cambio de transmisores del llamado “Estado Sólido” por los Westin House Harrys, y una Torre de 130 metros de altura para la emisora Básica de Caracol 820 AM, Radio Reloj y Radio Tigre, en Navarro y Juanchito.
En ese momento por el brillo de sus ojos y la facilidad para escalar las Torres, lo bautizaron como “El Gato Atoy”. Su momento cumbre llegó al instalar la Torre repetidora de 250 metros de altura, para las emisoras: Sutatenza, y La Doble W Radio en los 95.5 del FM y 700 del AM en el municipio de Guacarí,Valle.
Durante el montaje de ésta última torre escalaba desayunado y con las necesidades fisiológicas cumplidas, pues la jornada laboral se iniciaba a las 10 AM y culminaba a las 5 PM. En caso de sed, utilizando una manila de 500 metros lograba la hidratación y la comunicación vía Radio Teléfono. Se recostaba 1/2 hora de la siesta en una platina a 220 metros de altura.
Eso sí en caso de vientos fuertes, lluvia o tempestad, debían cancelar la jornada laboral, para evitar ser blanco de la energía estática, mareos y dolores de cabeza.
El impecable, pulcro e impoluto trabajo del Ingeniero José Reynel » El Gato» Atoy, fue premiado por la Cadena Caracol, con su designación cómo ingeniero de sonido en 18 vueltas a Colombia, dos Tour de Francia, dos vueltas a España y la instalación de antenas repetidoras en la mayoría de cerros de nuestro país, en transmisiones especiales.
Reynel Atoy, se convirtió además en el hombre de entera confianza de los narradores de ciclismo tal como: “El macanudo” Julio Arrastia Brica, Alfredo Castro, César Tobón, “El Emperador” Marco Antonio Bustos, Marco Tulio Ipuerto y Carlos Alberto Lenis, el popular “Vaso de Leche”.
Durante una etapa entre Honda y Puerto Boyacá, el Caracol habano, conducido por Heriberto “El Chuki” Varela, se salió de la vía, rodaron 50 metros y como todo un milagro, sólo fue el susto.
En diálogo con el Periódico La Última y “El Negro” Mina, Atoy nos contó que ése día ,al término de un recorrido por el Zoológico de la Hacienda Nápoles, conoció personalmente al extinto, Pablo Escobar Gaviria.
El Ingeniero Atoy, se califica como una persona bendecida por el creador. Eleva gracias al Creador, por haber ingresado a Caracol Radio, donde conoció al amor de su vida, la Ingeniera Mónica Elena Solarte. Una agraciada dama quién siempre soñó con ser la esposa de un hombre que se ganará la vida desafiando las alturas.
De ésta unión hay tres hijos: Leidi Tatiana, Ingeniera Industrial; Jhony Alexander, electricista y armador de torres, y Andrés Felipe Atoy Solarte, enfermero. Además de sus dos nietos, Lían Javier y Celeste Machado Atoy, a quiénes les prepara el tetero y los lleva todas las mañanas al jardín infantil, a bordo de su flamante Renault 9, de vidrios eléctricos y sillas reclinables.
El pasado 23 de septiembre, el Ingeniero José Reynel “El Gato” Atoy, recibió la gran noticia de su jubilación. Hoy se dedica a su familia, al gimnasio, a realizar camarones eléctricos, y al mantenimiento de las pocas torres de trasmisión radial que sobreviven al modernismo, a la Fibra Óptica y a los enlaces de 10 vatios.
Guarda como todo un tesoro y bajo máster: los arnés, poleas, herramientas, diferenciales, un malacate, 40 gorras y 110 overoles enterizos que durante medio siglo lo identificaron como el Ingeniero Jefe.
“El Gato” Atoy, aseguró que su baja estatura nunca fue impedimento para aprender a volar, al tiempo que recomienda a la juventud nunca alejarse de Dios, del aire, el agua y mucho menos de las mujeres, preferiblemente con Visa y EPS…Jajajaja.
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