Javier Chaves, un creativo “Glamuroso”. Aún recuerda los goles de Cabañas, Aravena, y el de Leonel Álvarez, en la final de la Copa Libertadores.

 

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Por: Álvaro Miguel “El Negro”Mina.

Como bien lo dijo el Jhonny Pacheco,“ tres de café y dos de azúcar y pondré punto”.

A éste narrador deportivo, quién Colombia lo recuerda, por su efervescencia al momento de describir los malabares de los maestros, del fútbol con el balón; lo acompañamos a degustar el verdadero “ADN” de los paisas. Una cazuela de frijoles con: arepa, chicharrón, cola de marrano y agua de panela.

De su melodiosa voz son testigos los templos del fútbol: El Bernabeo, el Monumental, el Coloso de Rozo, el Pascual, el Camping y la Bombonera.

Javier Chaves, nacido,  en la Villa de las Palmas, casado con la joven cuyabra, Lucía, y padre de tres hijas profesionales, Nataly, Angelica y Vanessa, aún evoca sus emotivas narraciones deportivas.

“Imposible olvidar el relato de la final de la Copa Libertadores entre Nacional y Olimpia, el 31 de mayo de 1989 en el Campín de Bogotá. Para el Circuito Todelar de Colombia, con lágrimas en mi rostro narré el gol de Leonel Alvarez” recuerda Chaves  refiriéndose a lo ocurrido  hace 36 años  en el que Atlético Nacional hizo historia al convertirse en el primer equipo colombiano en ganar la Copa Libertadores.

“Ése día me di cuenta de que fibra estaba hecho”, mientras asegura que jamás podrá borrar de su memoria, los goles de Cabañuela de Roberto Cabañas y los misiles del Mortero Jorge Aravena, nacido en Santiago de Chile.

Este Palmirano, quién respira fútbol las 24 horas, se siente orgulloso de Lucho Díaz, el jugador de la Selección Colombia, calificado por el comentarista uruguayo, Víctor Hugo Morales, y Scaloni, técnico argentino, cómo el mejor delantero del continente americano, del momento luego de ésa pintura de Gol, en la mítica cancha de River Plate.

Definitivamente los jueves de la Frijolada en la Carrera 2 con Calle 10 del centro de Cali, son todo un abanico del buen comer. En ése concurrido lugar de personalidades, Chaves, realiza la calistenia del eco de su garganta, para las transmisiones radiales, en El Pascual Guerrero o en El Coloso de Rozo.

Ahí encontramos cómo reincidente en éstos menesteres, al relator de fútbol, Javier Orobio Chávez, con quién compartimos mesa, lo cual fue todo un honor, al verlo disfrutar de la clásica tocata de “Eloina” con el chancho contemporáneo.

Éste “alguacilillo”, de las carnestoléndicas jornadas de la gastronomía caleña, lo sorprendimos encarnizado del costillar de un “cochinillo mono”, luego de haber dado buena cuenta de un escudilla repleta de frijoles, longaniza,  patita de chancho recién correteado, maduro frito, buen cilantro y patacones.

Fuimos testigos de la ingesta de tres vasos de limonada con panela, para alcalinizar el cuerpo y  poder darle “materile” a tan apetitosas viandas con la sazón de las abuelas.

Según, Orobio Cháves”,“ él mejor entrenamiento para mantener un buen timbre de voz a la hora de narrar los goles de nuestro príncipe del Liverpool Luis Díaz; es estar “enchamorrado”, del seductor y atrayente platillo de ése engendro culinario denominado  “paisalluno” donde Don Erasmo Marín.

Cordialmente invitados para su ingesta los días jueves al medio día de manera salomónica, ojo previo pedido desde el día anterior, en la Calle de la Salsa, para evitar congestiones y antojos no cumplidos.

Elevando la vista al cielo, en señal de agradecimiento, él amigo Chaves, culminó la faena del arte culinario, con la degustación de un postre de chontaduro y tres leches, además de un refrescante vaso de helado con un ligero toque de “Gengibre”, para nivelar el potasio y el timbre de voz.

Claro que diariamente se deben recorrer mínimo cinco kilómetros, además de tonificar la garganta con agua de caléndula hervida con tres limones en Cruz.

De verdad almorzar, escuchando las anécdotas de éste relator hijo de Palmira Señorial, es todo un privilegio. Entre otras cosas, nos contó que, “Quinterito”, se siente cómo en el desierto. En el Atlético “Sinai”, no le copian.

Destaca en América  a Soto, quién pasó de héroe a villano, sin previa valoración de su trayectoria futbolística. Carrascal, es bueno, tiene destellos pero le faltan mil pesos de jerarquía.

Del DeporCali, rescata al arquero Alejandro Rodríguez Baena, hecho en la cantera de Rivera y sobre el delantero uruguayo Rodríguez, aseguró que es un poquito “Carroloco”. Agregó que el delantero, que no se despeluque en las  18 y no la meta, se debe ir a coger café por latas a Fredonia.

Sobre la posible llegada del técnico Gamero  al Cali, reiteró que primero debe llegar el mecenas, con “los Chelines”, la cara del finado Bolivar, para poner a correr la muchachada.

Éste gladiador de la narración, quién ha tenido altas y bajas, por éstos días, narra en la Copa Telepafico y para Youtube, con la empresa, Teo Producciones.

Javier Chaves, ha vivido tardes gloriosas como narrador de Fútbol, en las Canchas del Barrio El Guabal, y Jamundí. Al igual que en el Torneo Copa de la Amistad, de Periconegro, en el estadio Joaquín “Pelé” González al  sur de Puerto Tejada, dónde comparte trasmisión con el Cristal de ébano, la réplica del Doctor Mao, el popular “Chilinguen”.

Por todas éstas anécdotas, recomendamos compartir mesa, con “Javier Orobio Chaves”, cómo mínimo. una vez al mes, para estar actualizado y en jugada.

Chaves, un eximio conversador, se ufana de poseer internet propio y un buen gusto por el vino y las carnes maduradas provenientes de las pampas argentinas.

Aunque, asegura haber escuchado a los grandes narradores cómo: Carlos Arturo Rueda, Armando Moncada, Alvaro Muñoz Cuellar, Rafael Araujo, “El Paché” Andrade, Benjamín Cuello, “El Tato” Sanín, Alvaro Gómez Zafra y Javier Fernández. Se declara un “narrador asintomático”, sin síntomas auditivos de ninguna persona y con un glamuroso canto del gol original, sin fotocopias. Su Chorro de voz, permanece como si estuviera de 15.

Por eso desde ya, para evitar congestiones dice locutor deportivo Chaves, separé su convite o estímulo al número privado, para compartir entre amigos.Contacto: 3004152597.

Gracias.

Redacciòn