El último escolta del General Gustavo Rojas Pinilla, cumplió 96 años. Abdón Calderón, aprendió la vaquería en el fondo del Lago Calima.

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Por: Álvaro Miguel “El Negro” Mina.

Hijo de la pareja de arrieros. Pedro Pablo Calderón, nacido en las faldas del Nevado del Ruiz en Manizales, y Laura Montoya, de Venecia, Antioquia. En busca de una mejor vida y terrenos con aroma de café, los esposos se trasladaron al Valle del Cauca y se radicaron  en unos predios de topografía semi montañosa con algunas planicies en el pie de monte de la cordillera occidental conocidos como La Culebra, tiempo después se llamó “Conto”, corregimiento del municipio de Vijes y a los pocos años se independizó para convertirse en la municipalidad de Restrepo.

Para el año de 1913 Don Pedro Pablo Calderón, junto a los señores Teodoro Múnera, Anselmo Rendón, Nicanor Grisales,  Juan Bautista Vega, José Cano el “Guaquero”, y otros colonos, fundaron el municipio de Restrepo, en terrenos cedidos por el finquero, Julio Fernández Medina.

A brazo alzado, filosas hachas,  peinillas tres canales bien afiladas a punta de piedra india, limpiaron los rastrojos y palizadas, trazaron las primeras calles, construyeron sus primeras casas. Al poco tiempo éstos nativos cambiaron los potreros por extensas plantaciones de Café, convirtiéndose en el primer renglón de la economía de la región.

Desafortunadamente la presencia de la Broca y la Roya, arrasó con los cultivos y extensos cafetales regresando a la ganadería e incentivando el cultivo de Piña, manzana y perolera. 

Ahí en esas montañas vírgenes, donde se cruzan las correntias de aires provenientes del Mar Pacífico, nació el 5 de Julio de 1929, José Abdón Calderón Montoya, el mayor de 14 hermanos, entre éstos: Francisco, Ubencio, José Arlex, Jesús María, Ana Francis, Gloria, Belen, Deifan y Eneida.

Desde muy niño y con su baja talla y de movimiento azaroso, y rapidito al caminar, se enamoró de la agricultura, la guaquería, y la vaquería.

Sus primeras labores de niño emprendedor, las realizó junto a su progenitor Pablito Calderón, en la movilización de cargamentos de guadua macho, a lomo de mula para la construcción del Templo Católico del municipio, con una cúpula de 62 metros de alzada, el segundo más alto del Departamento del Valle.

Así fue creciendo en el mundo laboral, en las madrugadas se dedicaba a ordeñar para tomar la primera la espuma de la vaca “cachimocha”, a recoger la recua de mulas y caballos de su arriero padre.

Su destreza en el manejo del rejo y el pialero a la hora de enlazar se fue perfeccionando en las vaquerías que hacía a los carniceros especialmente los días viernes en la feria de ganados en Restrepo, para llevar las reses al matadero o fincas cercanas; el bramadero, la marca, y vacuna de las reses, le permitió, ganarse el “Good Well”, cómo experto en la manipulación de la manada en los hatos de la región.

Éste Chalán a lomo del jamelgo apodado, “petróleo”, solía visitar las playas del Rio Calima y las fiesta patronales, cantando rancheras, volviéndose un experto en la quema de cuetes, asados de ternera a la Llanera, con buena yuca chiroza y agua de panela con limón de castilla y una que otra media de guaro o chispa ( Cerveza) por ahí.

Fue así, que, en medio de los mayores, con su picaresca, su buena vibra y sin pereza ninguna pa madrugar, se ganó el cariño de Don Joaquín “El Indio”, y los señores Enrique Marín, Rafael Rivera, hacendados que buscaban a este hábil chalán y buen vaquero, para llevarlo a sus fincas, a marcar ganado, a curar y a castrar, para que los novillos adelantaran (engordaran) más rápido.

Progresivamente el municipio de Restrepo, fue creciendo y con las familias nativas, se creó la plaza de mercado sobre terrenos pantanosos y polvorientos. Aparecieron los primeros carniceros entre ellos Don Ernesto Orejuela, Ricardo Rodríguez, y Julio Marín, quién lo vinculó cómo abastecedor de Carnes en la tradicional plaza de mercado del municipio de Restrepo.

Su destreza en el manejo de la “chipa”, a lomo de caballo, lo convirtió en un experto al momento de enlazar de cacho limpio, a los astados de la finca Madroñal, de “Mister Yenssi”, en la década del 50.

El empresario americano luego de aterrizar en sus predios, realizaba jornadas de Coleo, dónde Abdón, logró ganarse varias novillonas, al lado de sus colegas: Querubín García, Carlos Mejía, Manuel Montoya, Arturo Borrero, expertos vaqueros, de Yotoco, Calima y Restrepo.

El viejo Abdón, ya de pantaloncito largo, pelo en pecho y con la suficiente experiencia para despostar y deshuesar una res, alzó vuelo en el amor y se casó con la joven María Zulma Grisales Pérez, una hija de las empinadas lomas del municipio de Belalcázar Caldas, el día 11 de enero de 1954, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, con la bendición del Sacerdote Diego de Jesús Zuluaga, artífice y gestor de dicho templo, en la década del 50.

De ésta unión matrimonial nacieron seis hijos:

Jesús Alberto, Carlos Hernán, «Contador»; Luz Marina, “experta en Salud Ocupacional”; José Joaquín, José Abdón y Diego Fernando Calderón, “odontólogo y Gerente Hospitalario”, quién lo acompañó durante varios años cómo auxiliar de cortes, en su banco o toldo de carne en Restrepo.

Abdón Calderón, hoy comparte así mismo, la sonrisa y alegría de sus 12 nietos, 3 bisnietos y uno que otro recuerdo de pilatunas de juventud ,sus anecdóticas historias y jocosas exageraciones que centran la atención de sus descendientes. Tal como el día que controló un incendio con una  rama de mataratón.

Aunque no pagó servicio militar, las primeras armas que aprendió a disparar fueron de fabricación artesanal por el armero del pueblo, Don Blas Giraldo, quién las taqueaba con pólvora f2 y f3, cabuya y tiro recalzado.

Así fue ganando experiencia en el manejo de las armas y su excelente puntería, con su revolver un “Sánchez Amaya”, qué le permitía desfondar una botella sin tocarle el pico. Le valió para ser recomendado por su compadre, Raúl Herrera, cómo custodio del General Gustavo Rojas Pinilla, quién presidió la Junta Militar del poder, entre el 13 de junio de 1953 al 10 de mayo de 1957.

Don Abdón, en medio de risas y nostalgias, recuerda que durante una visita del General Rojas Pinilla, al municipio de Roldanillo, un simpatizante quemó una culebra repleta de pólvora, lo cual generó caos y confusión, pues se pensó, que había ingresado, ( La Chusma), alzados en armas.

“Cuando reaccione en medio de la polvareda, mi General Rojas Pinilla, se había resguardado dentro de un refrigerador, por fortuna, rápidamente retorno la calma y el hilo del discurso”, replicó Abdón, un viejo lobo de mar.

Para el año de 1961 la CVC y la firma Perini, iniciaron la construcción de la represa del Lago Calima, la cual fue inaugurada en mayo de 1966.

Las aguas de los ríos Calima y Bravo, llenaron los 585 millones de M3 de agua a lo largo de sus 19 kilómetros de extensión, y su parte más ancha de kilómetro y medio.

Durante una visita al municipio de Calima Darién, al mejor estilo de Arnold Schwarzenegger, Don Abdón, luciendo binóculos, y gafas oscuras cómo las de Pedro Navaja, y su “Sánchez Amaya” al cinto, recordó que el amor por la vaquería, la inició allá en el Fondo del Lago Calima, sí, en lo qué hoy cubren las frías aguas. dónde aterrizaba en sus avionetas “Mister Yenssi”.

A sus 96 años gozando de una clarividencia y sensatez franciscana, nos recalcó que “el éxito de las persona, está en madrugar, bañarse con agua fría, jugar billar, tomar tinto con un par de buñuelos antes de las 5 am, trabajar, y cumplir la palabra, sin necesidad de firmar un compromiso. Toda deuda se debe cancelar a las seis de la mañana del día pactado”, replicó el abuelo, Abdón.

“Cómo todos los mortales he tenido días tristes:Como el 18 de junio de 2014 el día que partió hacia el cielo mi amada esposa María Zulma, dejando un vacío infinito y soledad terrible, fuí feliz a su lado durante 64 años”, recordó.

Luego de  un recorrido en moto desde Buga a Restrepo sin temor alguno Abdón Calderón  en representación de su vereda San Pablo, hace demostración de su destreza pirotécnica quemando a su respetable edad cuetes en la alborada que abre plaza en las  festividades  de la Virgen  del Carmen.

“Por fortuna quedaron mis hijos, pues son mi vida, mi gran tesoro y el permanente recuerdo de ella. Imposible olvidar la partida de mi yegua, “Teresa”, una bestia que me acompañó mucho tiempo en la finca. Cómo olvidar las faenas y luchas con el novillo, “Pulga Arrecha” símbolo de mi finca Los Alpes y la muerte del gallo “Eduardo”, que pesaba 18 libras, un galliforme colorado, de buen plumaje el cual me despertaba con su melodioso cantar a las 3:55 am. Con “Eduardo”, desayunábamos con parva, cuajada, tinto recién colado y un trago de “Leche de la mujer amada”.”, sostuvo.

“Pero igual días felices como: cuando compré mi primera casa en Restrepo, en 1965 por 12 mil pesos a Doña Esperanza Salazar, al sobis, chan con chan. En 1966 cuando le compré a Antonio Gordillo, conocido como “doble i”, papa del “loco Navarrete”, el potrero, dónde hoy es la finca Los Alpes. O cuando, mis hijos o nietos, me llevaban el desayuno a la plaza el día sábado de mercado, un potaje bien tableado, con buena carne, chunchullo, hígado, arepa, albóndiga y café cosechado en la finca. Qué decir del grado de mis hijos, he ave María, eso sí es canela en rama”, apuntó el viejo Abdón.

“Por estos días retirado del oficio de abastecedor, me dedico a la familia, leer los periódicos, ir a Buenaventura y Cartagena, para tomar baños de mar. Además de montar en moto, pescar en Yesky, pegar ladrillos, vacunar los terneros y rozar el pasto en la finca, para obtener buena leche de un par de ( Ñuridas) vacas de la raza, Pardo Suizo de 40 botellas de leche diarias, qué pastan en los potreros”, nos reveló en medio de risas el ya nonagenario, Abdón.

Por éstos pequeños detalles el querido Abdón Calderón, el último escolta del General Gustavo Rojas Pinilla, vive en el municipio de Restrepo Valle, tan campante cómo el Escocés aquel, disfrutando del amor y cariño de la familia y las admiradoras.

Felicitaciones…!

Redacciòn