La comunidad de Jamundí salió este lunes por las principales calles para exigir la libertad del niño Lyan José Hortúa de 11 años secuestrado por disidencias de las Farc el pasado sábado 3 de mayo en el corregimiento de Potrerito.
La movilización alzó la voz por el respeto y la protección de niños, niñas y adolescentes.
La marcha, fue convocada por el Comité Municipal de Libertad Religiosa, Culto y Conciencia, en la que marcharon compañeros de estudio , estudiantes y docentes de las instituciones educativas así como funcionarios del gobierno municipal con un recorrido desde la rotonda del Hospital Piloto hasta llegar el parque principal.
La Alcaldesa de Jamundí Paola Castillo aseguró que el niño se encuentra en buenas condiciones de salud y destacó la importancia de manejar con discreción ciertos detalles sensibles del caso.
“Como Alcaldesa, como jamundeña y como madre rechazo de manera contundente el secuestro del menor Lyan. Oramos para que pueda regresar al seno de su hogar y que esté en buen estado”, expresó en una declaración pública.
La mandataria también informó que el Gaula, equipos élite, la Fiscalía, la Policía y el Ejército Nacional están trabajando discretamente en el caso. Además al tiempo que recordó que la Gobernación del Valle del Cauca sigue ofreciendo una recompensa de hasta 200 millones de pesos para quien proporcione información que permita localizar al menor.
La iniciativa fue una manifestación de respaldo a la familia del menor que fue sacado de su vivienda por al menos cinco hombres armados en el corregimiento de Potrerito.
Hs sido la Iglesia Católica, a través de la Arquidiócesis de Cali, la que adelanta conversaciones de carácter humanitario con el grupo armado ilegal de las Disidencias de las Farc que mantiene en cautiverio al menor, con el objetivo de lograr su pronta liberación.
Desde la Arquidiócesis de Cali, el sacerdote Diego Fernando Guzmán, director de la Pastoral Social, calificó el secuestro como una violación directa del Derecho Internacional Humanitario.
“No podemos tocar a nuestros niños ni involucrarlos en estos fenómenos de violencia. Por eso manifestamos nuestra voz de protesta y nuestro rechazo enfático, pero también dejamos abierta la puerta para que la Iglesia, como históricamente lo ha hecho, pueda hacer alguna gestión de orden humanitario que permita el retorno del niño a casa”, señaló el religioso.
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