“Periodismo corre el riesgo de someterse a criterios de visibilidad y rentabilidad por encima de los principios editoriales”: Encuesta de la Flip.

 

La Fundación para la Libertad de Prensa y Cifras y Conceptos realizaron la “Encuesta Nacional de Libertad de Expresión – 2025” que muestra la radiografía sobre cómo se ejerce el periodismo en el Colombia.

Una radiografía de las condiciones en las que se ejerce el periodismo en Colombia quedó en evidencia con los resultados que arrojó la “Encuesta Nacional de Libertad de Expresión – 2025”, que realizaron la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) y Cifras y Conceptos. En esta se indagó sobre el impacto que estas situaciones tienen en las percepciones psicoemocionales de las personas que ejercen el periodismo.

En la encuesta participaron 569 trabajadores de medios del país (periodistas, directores, editores, columnistas, corresponsales, fotógrafos, community managers, jefes de comunicación, web másters, verificadores de datos, entre otros).

El 64 % de estas personas calificó como “muy bueno” su estado de salud mental, pero el 72 % dijo haber experimentado algún tipo de desgaste emocional como consecuencia de su labor en medio.

Estos porcentajes, a ojos de la Flip, representan una “aparente contradicción” que estaría relacionada con una tendencia (identificada en otros estudios) a minimizar o silenciar los problemas emocionales dentro del ejercicio periodístico, ya sea por el temor a perder la confianza de empleadores y colegas o por la persistencia de tabúes que asocian la salud mental con debilidad o falta de profesionalismo.

En ese sentido, las cifras muestran que el 82,5 % de los mayores de 65 años reportan tener una salud mental “muy buena”, pero el porcentaje baja significativamente a uno de cada cuatro entre las personas que tienen entre 18 y 25 años. “Esta diferencia refiere una posible correlación entre la edad y la autopercepción más positiva del bienestar mental, lo que podría deberse a factores como la experiencia profesional, las estrategias para afrontar el desgaste con el tiempo o incluso el grado de exposición a ciertas dinámicas laborales”, señala el análisis de la encuesta.

Las afectaciones que más advirtieron los periodistas encuestados (que se basa en autopercepción y no en un diagnóstico clínico) fueron la ansiedad (67 %), los sentimientos de frustración o impotencia (60 %), la fatiga o agotamiento extremo (52 %), la desmotivación o pérdida de interés en el trabajo (47 %) y el estrés crónico (40 %). Al respecto, el 62 % señaló que ha sentido que su desgaste emocional los ha llevado a autocensurarse, abandonar temas o considerar dejar su profesión como periodista.

Esta percepción, dice la Flip, se amplifica en la percepción del estado laboral de otros colegas de oficio, lo que se traduce en que el 84 % ha observado en otras señales similares de afectación que los han llevado a la autocensura o a contemplar el abandono del oficio.

Por otro lado, las respuestas entregadas por las personas encuestadas reflejan que además de enfrentar balas y censura directa, el periodismo en el país también lidia con “jornadas eternas, salarios bajos, amenazas invisibles, métricas inalcanzables y un peso emocional que llevan en silencio”.

Entre las causas principales de estrés están la falta de estabilidad económica (73 %), los contratos temporales y los bajos salarios (40 %) y la exposición a contextos de conflicto armado o violencia (38 %).

 “Esta tendencia se refuerza al analizar las tres condiciones laborales que más les afectan: los salarios insuficientes (80 %), la ausencia de contratos estables (77 %) y los horarios prolongados sin descanso adecuado (71 %)”, señala el informe de la Flip.

Las respuestas sobre el tema económico muestran que el 56 % gana menos de $3 millones mensuales y un 45 % afirma que el periodismo representa menos de la mitad de sus ingresos totales, mientras el 43 % afirmó que constituye entre el 70 y el 100 %.

Esto quiere decir que la mayoría no puede vivir exclusivamente de esta labor, lo que los lleva a tener varias ocupaciones, la búsqueda constante de ingresos complementarios o a contemplar el abandono de la profesión.

La encuesta también mostró que el modelo digital y la irrupción de la inteligencia artificial (IA) en el periodismo han incluido nuevas tensiones en las redacciones, puesto que a pesar de que buena parte de las personas encuestadas ve estas herramientas como una oportunidad, “la dependencia de métricas algorítmicas y la baja apropiación tecnológica refuerzan la lógica de la sobreproducción, imponen nuevas formas de presión emocional y restan valor al contenido crítico”.

Al respecto, el análisis de la Fundación señala que esto muestra que el periodismo corre el riesgo de someterse a criterios de visibilidad y rentabilidad por encima de los principios editoriales.

A esto se suma el desafío que significa el deterioro sostenido de las condiciones para ejercer la libertad de prensa.

Algo que se ve reflejado en que entre 2023 y 2025 hubo un aumento significativo en las agresiones, particularmente en entornos digitales y en el uso de herramientas de vigilancia o hackeo; así como la autocensura, que —según el informe de la Flip— se consolida como una práctica de autoprotección, dado que muchos periodistas abandonan temas sensibles o se silencian por el temor a perder pauta con la que  sobreviven entregando su independencia a propaganda institucional o gubernamental, cayendo en la «lambonería inecesaria» al gobernante de  turno, enfrentar sanciones o sufrir represalias por parte de actores armados, delincuentes o estatales.

Como conclusión de la encuesta, el informe de la Flip —llamado “Cómo se vive y se sobrevive al periodismo en Colombia”— asegura que el periodismo en Colombia no solo está precarizado, sino también emocionalmente agotado.

Lo anterior en razón de las condiciones laborales, los modelos de negocio, las presiones institucionales y las distintas violencias, que están erosionando una profesión que es fundamental para la democracia. Por ello, la organización advierte que sin acciones estructurales y diferenciadas, se corre el riesgo de que el desgaste se convierta en una forma silenciosa de censura.

Redacciòn