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Por: Álvaro Miguel “El Negro” Mina.
Aunque soy simpatizante del género musical denominado Salsa, debo reconocer que al llegar al Aeropuerto Almirante Padilla, se siente y se vive el amor por el estilo melódico del vallenato, ritmo originario del Valle de Upar, hoy Valledupar
Al transitar por la Avenida de los estudiantes y la carrera primera, del Distrito de Riohacha, ahí nos damos cuenta que su gente, respira, consume y disfruta la partitura vallenata . La misma qué fue reconocida con honores por la Unesco, cómo (Patrimonio Oral e Inmortal de la Humanidad).
Cosa igual sucede en cada uno de los restantes 14 municipios, ocho puertos marítimos, 44 corregimientos, 69 inspecciones de policía, caseríos y rancherías, de los 20 mil 848 metros cuadrados de la Península de la Guajira, en otrora Coquivacoa, con un promedio de temperatura entre los 28 y 35 Gc.
Friche de Chivo
La amabilidad del Guajiro, la brisa marina, sus ricas viandas a base de cabritos, mariscos y panelitas, te atrapan; y en cuestión de segundos estás en medio de una parranda vallenata, dónde se brinda, ron, chivo y sancocho, a los turistas hasta el amanecer.
Al llegar a las playas de Mayapo, nos encontramos con Jaider Brito y su grupo. Quién con su lirico y armonioso cantar, sigue los pasos de su padre Silvio Brito.
El mismo Silvio Brito, que junto a Diomedes Díaz, Poncho Zuleta, Jorge Oñate, Beto Zabaleta, Rafael Orozco, e Ivan Villazón, conformaron la historia de los siete grandes del Vallenato.
Jaider Brito, a la fecha ha grabado cuatro trabajos discográficos y hoy junto al acordeonista Jhonny Gámez, continúan el legado, y se disponen a grabar su nuevo trabajo musical, al lado de su maestro, padre y mentor, Silvio Brito, el mismo de: (Llegaste a mi).
Jaider Brito, en diálogo con “El Negro” Mina, y el Periódico La Última, nos recordó, que los cuatro aires musicales del Vallenato son: El Paseo, La Puya, El Son, El Merengue y la Tambora. Igual se puede interpretar con acordeón, Guitarra y flauta de millo.
Y con Brito, nos compartió su armónico cantar y destreza en la Guitarra electrónica acústica, el maestro Javier Gámez.
Quien saltó a la vida artística de la mano de su progenitora y del Trio de Oro, integrado por los maestros: Sergio Moya Molina, Máximo Mobil y su tutor Hernando Marín, en las parrandas, de su natal Cañaverales, en San Juan del Cesar, Guajira.
Gámez, tiene el record de haber sido, el primer niño en grabar Vallenato con el Sello Epi, subsidiaria de CBS, con tan sólo quince años de edad. Lo peleaban así mismo las casa disqueras: Codiscos y Fuentes. Con los años aparecieron los otros niños Cantores, Edigar Morillo y Jorgito Celedón.
El Crío Javier Gamez, acompañado del acordeón del talentoso Oscar Negrete, grabó La Suegra, tema con el cual logró ventas de oro. Con su cambio hormonal de niño a adolescente se dedicó al toque de la Guitarra, dónde triunfó al lado del Cacique de las Junta Diomedes Díaz, en el tema Placeres Tengo; y hoy con su grupo Cañazan.
Ahí muy cerca de Manaure, está misma agrupación acompañó con lujo de detalles, al Tenor Benedicto González, la voz de Oro de Mompox, un firmante del acuerdo de paz de la Habana y aspirante a la Alcaldía de Fonseca. Cómo bien lo decía Diomedes, la parranda es hasta el amanecer.
En ese recorrido musical por el pueblo Wayú, el misma de los encantos del: Cabo de la Vela, Las Salinas de Manaure, El Cerrejón, Playa Arcoiris, Pilón de azúcar, Punta Gallinas y la encantadora Playa de Ojo de Agua.
De la mano de nuestros tutores del Vallenato degustamos las panelitas en Hatonuevo, y al llegar a Barrancas, el cuna del futbolista Lucho Diaz, fuimos recibidos por el mágico cantar de Jorge Oñate, el mismo de los éxitos: Lleno de Sentimiento y Me quedo con tus Besos y fue de fantasía.
En ése recorrido musical pasamos por Distracción, San Juan del Cesar, hasta llegar a Fonseca, ( La Villa de San Agustín), en honor a su fundador el español, Agustín Fonseca, en 1745.
Al regreso del Pozo del Totumo, fuimos avivados con el edulcorado cantar del médico Deimer Marin y su hermano Juan Pablo, con el acrobático rasqueteo, y repicar de su Guitarra.
Estos hijos de San Juan Del Cesar, le rindieron homenaje e hicieron gala del buen cantar de su padre, el relevante y primordial Hernando Marín, el creador del super éxito Vallenato: (Bola de Candela), cuando se decía qué Jorge Dangón, tenía pacto con el Diablo.
Ahí el médico Marín, un experto en Gerencia y Salud, antes de cantar, cómo si se tratara de recrear el relato del náufrago, nos contó en detalles la motivación e inspiración paterna, para escribir ésta inmortal obra de la historia vallenata en Colombia, Bola de Candela.
Dice la leyenda vallenata que en la Parranda que no participe el hijo de las Juntas, el maestro, compositor, actor y cantante Marciano Martínez, no es Parranda. Esa noche y madrugada disfrutamos de su repertorio de más de 700 composiciones, 400 de estas grabadas, entre estás La Creciente de Rafael Orozco, El Mocoso de Silvio Brito y El Gavilán Mayor y Lluvia de Verano de Diomedes Díaz. Es un Show, para disfrutarlo durante el periplo por la Guajira.
Marciano, nacido donde se unen los Ríos Santos Tomas y San Francisco, se conoció en el año 1973, con Diomedes Díaz, cuando pajareaban cultivos de Maíz.
En busca de reconocimiento en 1974 se presentó al Festival del Fique, con la canción Inédita, ( Soy Campesino) ocupando el segundo lugar, después del maestro Hernando Marín.
Marciano Martínez, en la tertulia con “El Negro Mina”, expresó: “Soy compositor por Obra y Gracias de Dios, pues sólo tengo dos años y medio de estudio”. Su primera canción, (Todas las Tardes), la escribió a los diez años.
Diomedes, le grabó 19 composiciones entre estás: Amarte más no puedo, La Juntera, Soy Amigo, Usted y el sentir de mi Pueblo.
El talento de Marciano Martínez, se dio a conocer en Riohacha, cuando integró las agrupaciones de Álvaro Ender y Darío Díaz, cómo compositor y cantante.
Con cariño les compartimos ésta joya musical de los talentosos y maestros, Diomedes Díaz, Joe Arroyo y Juancho Rois, una inspiración para siempre.
Cómo si se tratara de la clausura del festival del acordeón, intérpretes y cantores fuimos invitados de honor al festejo o cumbión presido nada más ni nada menos que por el acordeonero Carlos De Jesus Diaz Arrieta, sobrino de los legendarios Leandro Díaz y Romualdo Brito, y su estelar cantante Wilfred Arrieta, integrante de la nueva generación.
Carlos Díaz, de formación empírica y de oído, tres veces finalista del Festival Vallenato, en Valledupar, en 2014 ganó con la canción inédita (Con el alma entre mis manos). Y en su natal Riohacha, fue ganador del Festival Francisco el Hombre.
Claro que en Fonseca aún se recuerda la memorable noche en qué su Tío Augusto Díaz, venció en tarima a Francisco el hombre, la leyenda.
Este carismático y virtuoso del acordeón, quién se inició en la música a los ocho años, se califica cómo un arreglista con notas versátiles y precisas del Vallenato, yuca o raizal, eso sí con prelación del tono romántico.
Durante sus giras internacionales y parrandas vallenatas, Carlos Diaz, carga cinco acordeones, con diferente tonalidad, para impregnar de vida y alegría la música. Y, poder brindarle armonía y comodidad al cantante al momento de interpretar sus canciones. Estos instrumentos diatónicos y de viento son construidos por su padre Carlos Diaz, director de la escuela Sendero de Acordeones, de Riohacha.
El acordeonista, Carlos Díaz, casado con Merynelsy Cotes, y padre de Tahiana Díaz. Quién se declara admirador de la escuela del extinto Juancho Rois, Emiliano Zuleta, y el Pollo Ira; aspira a seguir llevando el folklor del Caribe, por el Universo entero.
Luego de éste periplo musical por el pueblo Wayú, y haber compartido con estos grandes cantores, debo certificar que ahí en ésa hermosa península, se canta y de toca con el Alma.
A todos ustedes mil gracias por compartir tantas enseñanzas, de la Guajira y del Caribe.
Dios mediante ahí volveremos a disfrutar del vallenato, el friche, la malanga, papa china y el bollo angelita, jugando dominó a Orillas del Rio Rancherías.
Claro que de ahora en adelante el Vallenato, estará en mi meldioso Vademécun
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