Por: Álvaro Miguel “El Negro” Mina.
«La falta de trabajo, recursos, oportunidades; el deseo de superación, y el amor por mi familia, me llevó a las Calles del Barrio, Siloé, en busca de un iluminado futuro. Ahí encontré la primera oportunidad laboral, cómo ayudante de la mecánica rusa y pintura, (albañilería)». Recuerda en medio de la nostalgia Abinail Marín, una mujer a la cual nada le queda grande.
Cuando pensó haber encontrado la solución a sus afugias económicas, la escasez de cemento del año 1982, qué duró seis meses, la dejó cómo el Perro de la Víctor, «mirando pal techo». Vale recordar que el cemento llegó a Colombia por primera vez en barriles proveniente de Inglaterra, en el año de 1885.
Con sus manos repletas de ampollas, cayos y quemaduras por el continuo fraguado; abordó una Guala (campero), en busca de la estrella de oriente, qué la llevó hasta la emblemática Plaza de Caicedo.
Ahí en medio de la fresca frisa generada por aquellas palmeras, simbología cristiana del triunfo de la fé. Ahí entre varios catanos ( mayores), encontró a cuatro mujeres dedicadas al brillo del Calzado.
Mientras contemplaba las huellas del cemento en sus manos, y el monumento del prócer vallecaucano Joaquín de Caicedo y Cuero, fusilado en 1816 por las tropas realistas, se preguntó, yo también puedo desempeñar éste oficio.
Con una caja improvisada de madera, dos cepillos marca bonilla, tres latas de betún, una manta, un tarro con agua, espuma y dos valletillas, se convirtió en medio de las caras largas y murmullos de sus colegas, en la quinta mujer dedicada al brillo de los escarpines caleños. El mes de febrero de 1983, inició su nuevo oficio a un valor de $15 pesos la lustrada. Claro que para lograr un mejor brillo se debe utilizar Shampoo y grasa de potro.
Por esa época el denominado, lobo un camión adscrito a la Inspección Urbana, los perseguía en el centro de la Ciudad.
Por fortuna las cinco damas del brillo del Calzado, luego de un plantón en la Alcaldía, fueron recibidas por la Inspectora Urbana, de la época, Zamira Márquez, quién les permitió seguir laborando. A pesar de que los viejitos hombres permanecían entrompados, ( mal genio).
«Yo, me gradué de lustrabotas, en la Universidad de la Vida. Ella te enseña lo bueno y lo malo, pero sólo tú verás con cual te quedas», reiteró Abinail, en diálogo con «El Negro» Mina y el Periódico La Última.
A qué horas inicia labores diariamente?
Me levanto a las 4 AM, hago el desayuno, llego a las 7 AM a trabajar y termino mi labor a las 2 PM.
Con quién vive?
Con mi hija, ella también trabaja, la primera qué llegué a casa, hace de comer.
Dónde vive?
Yo, nací en Siloé, donde se crían pocos, porque somos valientes y hoy vivo en el Barrio, Manuela Beltrán.
Cuanto paga de arriendo?
No, gracias a Dios mi trabajo me permitió comprar mi casa, en la época buena, donde los señores, traían hasta 40 pares de zapatos, para lustrar y daban propina.
Cual fué el momento más difícil ?.
Hace seis años cuando me detectaron un cáncer de mama, por fortuna a Dios gracias 🙏, lo hemos superado.
Ha tenido esposo?
Risas…risas, éstos hombres son cómo los teléfonos públicos; unos están ocupados y los otros no sirven.
Claro que también hay muchas mujeres que sólo son vanidad y vacías por dentro.
Que le recomienda a la juventud?
Qué se cuiden de las adicciones, porqué la vida es muy bonita y hay que cuidarla.
Cuanto vale la lustrada hoy?
Cuatro mil pesos, pero hay muchos descarados que piden rebajas y otro muestran un billete de 50 mil, salen a cambiarlo y no vuelven.
Cuánto le dura una caja de betún?
Anteriormente entre ocho y quince días, hoy hasta un mes.
La enamoran mucho?
No, uno con 74 años, sólo lo enamoran, si tiene plata, herencia o si se ha ganado un chance.
Cual es el mejor betún?
El búfalo y el bonny.
En los ratos libres a qué se dedica?
Me fascina la lectura, ahora mismo me estoy leyendo el tercer tomo de: Una Columna de Fuego, de Ken Follett. Es un libro que te enseña a vivir, y buena cultura.
La dama del brillo de aquella prenda que cubre el pie, asegura además qué la Pandemia, se llevó mucha clientela y a otros los enseñó a trabajar en calzoncillos en la casa. Está pandemia acabó con la clientela.
Así de movida es la vida de Abinail Marin, una agradecida hija del Barrio Siloé, el pesebre de Cali.
Qué con resiliencia ha logrado salir adelante en el mundo de la construcción, el brillo del calzado, y haber superado un carcinoma de mama. Quiénes quieran incentivar y apoyar la labor de ésta querida y emprendedora dama lo pueden visitar en la calle de los loteros de la Plaza de Caicedo, el Padre Celestial, los iluminará




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