La guerrilla del ELN y el Clan del Golfo sostienen fuertes combates por el control territorial de cinco municipios del Chocó.
Para el obispo de la Diócesis de Istmina, Monseñor Mario Álvarez Gómez, los resultados de estos fuertes enfrentamientos entre ilegales serían más catastróficos de los reportados hasta ahora en la región del Catatumbo.
El escenario en donde se intensifican los combates de los grupos alzados en armas son las montañas y ríos de Istmina, Medio San Juan, Nóvita, Sipí y Litoral del San Juan.
Los combatientes al servicio de la minería ilegal y la producción de cocaína y el tráfico de ilegales han sembrado artefactos explosivos, amenazan a la población civil, restringen los movimientos sobre los afluentes y someten a las víctimas a múltiples vejámenes mientras aumenta el miedo, la zozobra y constante inseguridad en esta zona del pacífico Colombiano, dejando hasta el momento más de 1500 desplazados.
El reporte más reciente de la gobernadora Nubia Carolina Córdoba Curi es que los combates de los dos grupos criminales, el ELN y el Clan del Golfo, tienen epicentro en el sector de Puerto Murillo: “Ya se han desplazado las comunidades para ponerse a salvo y las que no han podido, quedaron confinadas. Tendremos que hacer el despliegue humanitario”. Pues de acuerdo a la mandataria seccional el ELN en los dos últimos años ha decretado 8 paros armados, aumentando su poderío y presencia.
Monseñor Álvarez Gómez cree que hay más de 20.000 personas afectadas en alto riesgo de desplazamiento y sospecha que la emergencia podría aumentar con el correr de los días y la inacción de la fuerza pública: “La advertencia es que va a haber una confrontación grande y el desplazamiento va a ser a las cabeceras. Lo de Catatumbo, no quiero ser exagerado, pero será menor con respecto de lo que allí pueda pasar”.
Esta situación de confrontación también fue anticipada por la Defensoría del Pueblo en sus alertas tempranas. El Ejército Nacional, la Policía y la Armada intentan adelantar operaciones para proteger a la población civil y tomar el control del orden público, nuevamente amenazado por los intereses ilícitos del ELN y el Clan del Golfo, y la sombra de las disidencias de las Farc, provenientes del Norte del Valle del Cauca.

 
		




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