Habitantes del municipio de Buenavista, departamento de Córdoba, tuvieron un encuentro este jueves con Salvatore Mancuso, quien por años fue su principal verdugo.
La cita fue en el coliseo Miguel “Happy” Lora de Montería, donde se agolpó un centenar de campesinos esperando el cara a cara con el exparamilitar, convertido hoy en gestor de paz.
Con un sombrero vueltiao, guayabera y escoltas a lado y lado, Mancuso llegó al evento gracias a una invitación del Gobierno Nacional. Allí, con la participación del presidente Gustavo Petro, la Unidad para las Víctimas hizo entrega oficial de 8.430 hectáreas de tierra a familias campesinas del municipio de Buenavista, víctimas de los paramilitares que lideró el hoy gestor de paz, protegido por por el Estado con un robusto dispositivo de seguridad con más de 70 personas.
Visiblemente acalorado, ovacionado por unos y chiflado por otros, Mancuso ocupó su lugar en la primera fila. Desde allí aplaudía y asentía con cada palabra que pronunciaba el jefe de Estado durante su discurso. A su turno, leyendo desde una tablet Apple, el excomandante criminal habló de frente a sus víctimas y pidió perdón.
“Frente a ustedes asumo la responsabilidad que me corresponde por tanto dolor, sufrimiento y lágrimas, por el despojo de tierras, por los vejámenes a los que fueron sometidos a través de las órdenes que impartía a los hombres y mujeres que estuvieron bajo mi mando en las autodefensas”, reconoció Mancuso.
A sus víctimas prometió reparación, como lo ha venido diciendo desde hace varios años, cuando se acogió a la Ley de Justicia y Paz. “Desde lo más profundo de mi corazón les pido perdón, perdón por ello, y ratifico la promesa hecha ante la justicia, ante Dios y ahora ante ustedes de que de mi parte estos hechos nunca más se volverán a repetir”, añadió.
Este es el primer evento público en el que participa Mancuso, pero además el primero en el que se ve frente a frente con el presidente Petro. Como era de esperarse, el público estuvo atento al choque de manos entre ambos. Sin embargo, más que un saludo formal, lo que llamó la atención fue el intercambio de sombreros justo cuando el exparamilitar finalizó su discurso de redención.
“Cuando miré por primera vez a los ojos a las víctimas en las primeras audiencias de Justicia y Paz, fue cuando pude dimensionar el dolor, que ese dolor no solamente lo causamos a las personas que ultimamos, que asesinamos, que ejecutamos, sino a toda su familia, a todo su entorno, a sus amigos, a la región”, dijo el exparamilitar.
Son justamente estas familias las que hoy, tras varios años de espera e impunidad, reciben su justa indemnización, según dicen ellos. Aunque, en palabras de Mancuso, “el daño causado fue terrible”.
El evento ha generado sentimientos encontrados entre sus víctimas y la opinión pública en general. En redes sociales hay un debate marcado por una delgada línea entre el genuino acto de reconciliación y la revictimización de los campesinos.
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