60 años después, la niña rebelde sigue vigente y encuentra nuevas formas de ser narrada: las esculturas del personaje que recorren las plazas del mundo, la futura serie en Netflix y el proyecto de Mafalda Inmersiva, una exposición que se mete en el mundo del cómic usando herramientas de realidad extendida.
Mafalda fue creada por Joaquín “Quino” Lavado –fallecido hace cuatro años–, publicada por primera vez el 29 de septiembre de 1964 y por última el 25 de junio de 1973.
Sus libros fueron traducidos a más de 30 idiomas y sólo en Argentina se vendieron más de 20 millones de ejemplares.
Ahora, también podrá disfrutarse una versión audiovisual en una plataforma de “streaming”, ya que Netflix anunció en agosto que lanzará una serie animada dirigida por el director argentino Juan José Campanella, ganador de un premio Oscar por El secreto de sus ojos.
Mafalda es desde hace seis décadas uno de los personajes más conocidos del continente. Creada por el humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado Tejón (1932-2020), mejor conocido como Quino, Mafalda empezó como una tira cómica argentina y con el tiempo se convirtió en un espejo de la clase media argentina y de las personas preocupadas por la humanidad y la paz mundial.
Es por esto que esta pequeña se rebela contra el mundo que están dejando sus mayores, lo cual se revela en las frases de Mafalda, donde deja ver sus preocupaciones y molestias con muchos de los aspectos que gobiernan “el mundo de los adultos”.
Mafalda, una niña eterna de seis años, desde 1964 ha influido en la forma en la que pensamos debido a las graciosas situaciones de las cuales saca sus conclusiones (aunque por mala fortuna muchas veces reales), las cuales remata con grandes frases y lecciones que parecen no perder vigencia pese al paso de los años.
Es difícil no sentirse identificados con Mafalda, pues es una niña brutalmente perspicaz, contestataria e inconformista, y un ser empeñado en tratar de curar un mundo que ella identifica como enfermo.
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