A la hora de los gustos no hay disgustos. Las hay para escoger: largas, o cabezonas, blancas y moradas.
La Cebolla, es la hortaliza más apetecida en la cocina de nuestras matronas; todas ellas expertas en el toque final, a la hora de sazonar, aliñar y cautivar al «boqui sabroso», del marido.
De acuerdo a las encuestas del periódico, «La Última», en plazas de mercado y galerías; las preferencias, están compartidas por las expertas de la cocina: para ensaladas, excepto el «tabule», (plato árabe); se inclinan por la cabezona, a pesar de las lágrimas a la hora de pelar y picarla.
Al momento de condimentar el infaltable, «hogao», para el «Sancocho de cola de marrano» y las papas chorreadas; Doña «Clemira», «ufff», la prefiere larga.
Claro con el apoyo en los aliados; el «cilantro», la «cúrcuma» y el compadre «ajo»; incluso utilizado para mantener optimos los niveles de colesterol y presión arterial.
En Cali, se comercializan diariamente entre 10 y 12 mil atados de 35 libras cada uno a un valor de 70 mil pesos la arroba.
«Ojo, la gran diferencia entre estos productos, es qué la cabezona, siempre la encuentra limpia, mientras la larga, se consigue, limpia o sucia, en las plazas de mercado»; apuntó la «Negra Tomasa», una experta guisandera, de la Galería «Alameda».
Está planta de origen asiático, parienta del «cebollín», del «puerro» y del «ajo», es sinónimo de prosperidad y protección.
Bien lo dicen los amantes del «feng shui», qué la cebolla estaría relacionada con el «chakra» de la coronilla, nuestro punto más elevado qué está en contacto con la energía divina.
Los mayores cargamentos proceden de la población de «Aquitania», en Boyaca; Pasto, Pereira, Manizales, y algún porcentaje de los corregimientos de «Tenerife», en Palmira y «Manga Mocha», en Yumbo.
Según Don «Eulalio», quién se ufana del cultivo de la cabezona; el «deshije», ( primera cosecha) de ésta legumbre o vegetal, se hace a los cuatro meses y luego se cosecha cada dos meses. Su recolección se debe realizar preferiblemente por mujeres para avivar su florecimiento, gusto y sazón.
Para Doña «Guillermina Lozano» y Don «José Over Villarreal», con más de 30 años en el trasegar en medio del oloroso secreto de la Cebolla; es un producto básico para una buena la sazón y para aumentar la intensidad gustativa, sin desnaturalizar los distintos alimentos qué componen la buena mesa.
Y, gracias a éste oportuno oficio, en nuestras familias, hay tres profesionales universitarios, amantes del consumo de la cebolla frita, con harina de trigo. La cebolla se puede almacenar hasta por 15 días sin necesidad de refrigeración.
«No, olviden qué las «amas de casa», qué no sazonan, con ajo y cebolla, en el primer bombillo las pueden cambiar, por una más contenta al Sazonar»; asegura Doña Rebeca Martínez, conocedora del misterio y sigilo, tanto de la larga, cómo de la cabezona.
Bien vale recordar a los comerciantes de la galería de Puerto Tejada: «Yudica, Pintuco y Chilito«; cuando aseguraban, qué para evitar robos, desamores, aumentar la buena suerte y ser un excelente amante, se debería cargar en la pretina del pantalón, un tallo de cebolla y un ajo macho….. jajajajaja.






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