! “Un cuarto de siglo después. Valió la pena la prueba de fuego. Dónde me decían, loco estás”.!

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Por: Alvaro Miguel «El Negro» Mina.
El pasado, 25 de  agosto del 2024, se cumplió un cuarto de siglo, y siete meses; del triste momento, cuando transitaba por la Avenida Roosevelt con 32, en Cali. Hacía la 1:20 PM, sentí un fuerte,«Temblor de Tierra», los postes de la energía se movían en secuencia, cómo en época de tormenta, mientras conducía el auto.
Al colocar la radio nos enteramos, qué la magnitud del «Sismo», había sido de 6.2 en la escala Richter, a 17 kilómetros de profundidad y el epicentro, localizado en el municipio de «Córdoba’; Departamento del Quindío.
Las comunicaciones se cortaron, de inmediato al llegar a casa, en la «Ciudadela Comfandi», al sur de Cali, le dije a mi esposa, «María Elena», alisteme maleta, qué tembló en el Eje Cafetero; medio sorprendida me miraba de arriba abajo y ella, se preguntaba
¿y éste qué, se enloqueció?.
Llegué de regreso a la sede de Caracol Radio, y hablé con la Gerente, «María Del Socorro Valencia», y me dijo, «usted está loco», hay qué esperar porqué, no hay comunicación.
Al rato se me ordenó viajar con, el técnico y motorista, «Luigui Loaiza», y salimos cómo volador sin palo, mientras en el trayecto intentabamos lograr, cualquier tipo de comunicación vía celular; sin lograr el objetivo.
Al llegar al municipio de «La Tebaida», pudimos comprender la magnitud de la tragedia, entre otras cosas el «Aeropuerto, El Edén», había quedado fuera de servicio, la fuerza de la naturaleza había fracturado la pista de aterrizaje.
Llegar al centro de la ciudad de «Armenia», fué toda una odisea, barrios arrasados, postes del alumbrado caídos, personas fallecidas por centenares, dolor y llanto en las calles, por la huella de la tragedia.
Con la ayuda de los técnicos tuvimos el enlace con Bogotá, para informar en vivo, sobre la «Stella» de dolor y lágrimas generada por éste fenómeno natural.
Tristemente recuerdo, los cuarteles de «Policía y Bomberos», y «la morgue», destruídos; el subdirector del Hospital San Juan De Dios, perdió a su señora madre y acto seguido se dirigió al «Centro Asistencial», para ayudar a salvar vidas en medio de la emergencia.
El barrio «La Brasilia», cerca de la Terminal de Transportes , fué demolido; las viviendas cómo en un castillo de naipes todas se fueron al piso.
Cuando apenas estábamos tomando la forma y la tranquilidad para informar, nos sorprendió una seguidilla de réplicas, qué nos sirvió para saber de qué estábamos hechos; claro qué todo se movía, cero estabilidad del terreno.
Ésa noche se sintieron unos 20 remesones, qué nos obligaban a transitar con los cinco sentidos, cero sueño y pilas con la latente amenaza de las edificaciones fracturadas.
Ahí en Armenia, compartimos el apoyo informativo del extinto periodista,»Ciro Díaz Orrego», quién no se reponía del asombro; pues al momento del «Terremoto», entrevistaba en vivo y en directo vía telefónica a los futbolistas argentinos, «Darío Campaña», «Diego Montenegro» y «Rubén Viurreth», los cuales murieron al desplomarse el Hotel «Armenia Plaza», dónde habían pactado una cita con el empresario y exportero de fútbol, «Néstor Lotártaro».
Con, «Ciro Díaz», logramos narrar durante varios días sin dormir; a la audiencia de la «Cadena Caracol Radio», con «Dario Arizmendi» y la editora nacional, «Esperanza Rico Laverde», nuestra querida «Panchita».
Por fortuna en medio de la polvareda, logré contactar al paisano y excompañero de bachillerato, «Hugo Alfaro «Carreto» Ortiz», directivo sindical del magisterio del Quindío. El me sirvió de «GPS», en ésas hermosas montañas, cubiertas de coplas y versos con «Aroma de Café», y la tierra fertil del plátano, en la denominada «Olla del Quindío».
Claro qué tratar de recostarse un rato era de alto riesgo, por las continuas réplicas, el ulular de sirenas y el eco del grito de auxilio; «llevenlo rápido qué aún está con vida».
El momento más doloroso de éste trabajo periodístico fué cuando llegué a la improvisada morgue de «Medicina Legal», ahí unos sobre otros, centenares de víctimas fatales, niños, ancianos, mujeres y hasta un sacerdote; simplemente recordé, qué todos estamos expuestos a ése factor, lógico y clínico e inevitable llamado, «muerte».
«Ahí es cuando se valora llevar con sigo, un pan, un abrigo y la bendición de un amigo«, dijo Don Iginio, quién ocasionalmente llegó al sitio en busca de información.
Sumado a la tragedia; llegó el desespero de la gente en busca de comida a tal punto, qué por la fuerza comenzó el saqueo al comercio; el entonces «Ministro de la Defensa», «Rodrigo Lloreda Caicedo», presente en «Armenia», con su mano en alto ordenó a las autoridades guardar calma, ante la impaciencia y física hambre de las víctimas de la catástrofe.
En medio de la multitud pude observar al veloz, ex/ puntero derecho del «Deportivo Cali», el bugueño, «Luis Alfonso Tovar Lasso», por ésos días en las garras de la tragedia del terremoto y de las adicciones.

Recordemos qué durante ésta catástrofe perdieron la vida, «1.186» personas; quedaron centenares de lesionados y la ciudad milagro, destruida.
Veinticinco años, siete meses, después de éste drama o debacle, debo confesar qué cuando sentí el temblor en Cali, me acordé de mi mentor; Henry «El Enano» Holguín, cuando nos reiteraba,: «Ojo muchachos, cuando tiembla, se va la energía, se desbordan los ríos y se cortan las comunicaciones, anunció inequívoco de un tragedia»,….por eso, hay que estar pilas muchachos. Las oportunidades llegan todos los días, y sólo tú decides, sí la tomas o la dejas ir.
Éso me motivo a regresar a Caracol, dónde mi, presencia y mi solicitud de movilización, al «Eje Cafetero», causó «risas» y hasta me tildaron de «medio loco», pero por obra celestial, «las cosas bien gracias a Dios».
Por lo vivido en medio del dolor, les comparto a ustedes de todo corazón; los Premios Nacional de Periodismo «Simón Bolívar», y Regional, «Alfonso Bonilla Aragón», en ése momento. Producto de ésta triste historia originada en medio del dolor, generado por un fenómeno natural, qué en segundos arraso con las ilusiones, sueños, deseos y proyectos de los queridos, «Cuyabros».
Gracias al olfato del reportero, heredado del talentoso, «Henry el «Enano» Holguín«, llegamos a «Armenia», primero qué la delegación de «Manizales».
Luego de diez prolongados días de trabajo, el «Maestro», Darío Arizmendi, con voz de mando y sin el mínimo derecho a réplica me dijo: «Se me regresa, ya para Cali, usted se va a enloquecer», mientras en medio del silencio, me preguntaba, «Más de lo loco qué soy».
Alvaro Miguel Mina con Poncho Rentería y Margoth Richie.
Y, también para los nuevos reporteros recordarles qué lo imposible sólo está en nuestra imaginación, con la bendición del padre celestial, todo lo lograremos mientras estemos dispuestos a soñar y lanzar nuestras ideas a lo más alto del firmamento, porqué simplemente, debemos saber de qué estamos hechos.
A , y a todo el grupo de compañeros de la primera cadena radial, mil gracias por impulsarnos en nuestros sueños y locuras.
Al columnista del Diario «El País», «Mario Fernando Prado», «Siriri», nuestro agradecimiento por su motivante columna: » El reportero humano».
Bien lo decía Doña Ana: «Ánimo jóven, qué ésto nunca ha Sido Facil y recuerda; el Sol sale para todo el mundo».

Redacciòn