Nuevamente la Defensoría del Pueblo y las autoridades del Chocó han denunciado que tras el anuncio de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional ELN que domina gran parte del territorio en esta zona del Pacífico Colombiano anunciara un paro armado indefinido en la subregión del San Juan, en Chocó, la entidad hizo un llamado urgente para que sean respetados los derechos fundamentales de los habitantes de las cabeceras municipales y sus jurisdicciones rurales de Nóvita, Istmina, Medio San Juan, Sipí y Litoral del San Juan.
Se trata de 85 comunidades afro e indígenas, es decir, cerca a unas 50.000 personas, las que están en situación de confinamiento; 7500 de ellas están con doble afectación por la agudización del conflicto armado y factores ambientales o efectos asociados al cambio climático, lo que deriva en una situación de emergencia humanitaria.
Además del paro armado, en el Chocó se presenta una constante confrontación y disputa territorial del grupo rebelde con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC-Clan del Golfo) lo que agrava lo que está ocurriendo con las familias asentadas en las cuencas de los ríos San Juan, Sipí, Taparal y Cajón y en inmediaciones de la carretera Nóvita-Torrá.
Este nuevo paro armado del grupo insurgente que cada vez hace mayor presencia en varios departamentos de Colombia, afecta también a las comunidades indígenas de los resguardos Sanandocito (Sipí), Unión Wounán, Puadó, Mataré, La Lerma, Macedonia (Medio San Juan), Unión Chocó-San Cristóbal, Puadó-Mataré-La Lerma (Istmina), Docordó-Balsalito, Santa María de Pangala, Río Taparal, Tiosidilio, Togoroma, Buena Vista, Río Pichimá, Chagpien, Chagpien Tordó, así como de quienes forman parte de los consejos comunitarios del San Juan-Acadesan y Mayor de Nóvita-Cocoman.
Los hechos una vez más ponen en riesgo y amenazan el ejercicio de derechos y libertades civiles, sociales, económicas y culturales de los pueblos étnicos, toda vez que las personas están siendo expuestas a reiterados eventos de confinamiento, restricción a la movilidad, accidentes con minas antipersonal o artefactos explosivos y desplazamiento forzado.
Agrava el lamentable panorama la limitación en el acceso a servicios esenciales como alimentación, salud y educación, y aún más por las afectaciones ambientales relacionadas con el desbordamiento e inundación del río San Juan.
En consecuencia, desde la Defensoría del Pueblo se está pidiendo la necesidad que las instituciones estatales, de manera coordinada, adelanten acciones urgentes de prevención y protección, todas orientadas a la garantía de los derechos fundamentales de la población civil en situación de riesgo o afectada, de manera que las autoridades legítimamente constituidas gobiernen a nombre del Estado y no los grupos insurgentes.
En tanto la Defensoría del Pueblo viene realizando acompañamiento a las comunidades étnicas y seguimiento a la situación humanitaria a través de los profesionales en terreno de su Regional Chocó. De igual forma y en prevención temprana, desde julio pasado realizó requerimientos a entidades competentes, en los que solicitó la implementación inmediata de medidas perentorias de prevención y protección, máxime que durante el 2023 hubo seis paros armados en el departamento, más dos que ya son registrados en este 2024.
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