El presidente de Estados Unidos Joseph Robinette Biden Jr. anunció este domingo mediante un mensaje sorpresa en la red social X que, a sus 81 años que ceja en el empeño de presentarse a la reelección el próximo mes de noviembre luego de su desastroso debate electoral que lo enfrentó y que qeu le vio confuso e indeciso hace casi un mes en Atlanta al ex presidente Republicano Donald Trump.
Con esa decisión, la campaña estadounidense más atípica de la historia reciente se adentró un poco más en el caos, con un partido sin candidato claro y el otro rendido a los pies de un aspirante que acaba de sobrevivir a un atentado que por poco le cuesta la vida y que es adorado por sus fieles seguidores como una figura mesiánica que arrolla en todas las encuestas en a la nación más poderosa del planeta.
“A mis compatriotas estadounidenses”, empieza un texto en el que Biden les comunica que ser presidente “ha sido el mayor honor” de su vida. “Mi intención era la de buscar la reelección”, escribe, “pero creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y que me centre únicamente en cumplir mis deberes en el cargo durante el resto de mi mandato“.
“En los últimos tres años y medio hemos hecho grandes progresos como nación”, dice en la segunda frase del texto, antes de pasar a defender el legado de su tiempo en la Casa Blanca, a la que llegó con el encargo de suturar las heridas de un país hecho jirones tras cuatro años de Trump y que abandona empujado por los suyos y por el clamor global ante las sospechas sobre sus aptitudes físicas y mentales.
Biden el 46.º y actual presidente de los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2021 resume en ese publicación algunos de esos logros: la economía estadounidense, asegura, es “la más fuerte del mundo”; bajo su mandato se bajó el precio de los medicamentos y se aumentaron las prestaciones sanitarias; salió adelante la primera ley para el control de armas en 30 años y el Tribunal Supremo incorporó a la primera afroamericana de su historia. Nada de todo eso acabó siendo suficiente para que el mundo le creyera cuando decía, con un tono frecuentemente airado, que estaba capacitado para seguir, en vista de que casi todas las encuestas daban a menos de cuatro meses de las elecciones una victoria de Trump en las urnas.
En un segundo mensaje, también publicado en X, aunque esta vez dirigido a los demócratas, Biden anunció a los pocos minutos que apoyaba la candidatura de la opaca vicepresidenta Kamala Harris para sucederlo al frente de la campaña.
Esta era la opción más lógica. “Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegirla como mi vicepresidenta”, se puede leer en el mensaje. “Y ha sido la mejor decisión que he tomado. Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo.”
El temido rival en las urnas, que la semana pasada salió en Milwaukee designado oficialmente como candidato por el Partido Republicano en una convención que demostró que tiene a la formación conservadora a sus pies, reaccionó a las sensacionales noticias diciendo a la CNN que cree que le será berlativamente muy “fácil” ganar a Harris en las urnas,que ha tenido un papel muy desdibujado.
Más tarde, en un mensaje en Truth, su red social, el expresidente argumentó (mayúsculas incluidas): “El ESTABLISHMENT DE WASHINGTON, los medios que Odian a Estados Unidos y el corrupto ESTADO PROFUNDO hicieron todo lo posible para proteger a Biden, ¡pero él ha acabado abandonando la campaña, [es una] COMPLETA DESGRACIA!”.
Destacadas voces del Partido Republicano se sumaron, con el candidato a vicepresidente J.D. Vance a la cabeza, al pedir la dimisión del presidente de Estados Unidos, bajo la lógica de que si no puede ser candidato tampoco está capacitado para dirigir el país.
Los dos mensajes del octogeneario mandatario de los Estados Unidos de Norteamerica Biden oriundo de Scraton, Pensilvania ponen fin a medio siglo de una de las carreras políticas más tenaces de Washington, de alguien que antes de presidente fue vicepresidente y senador. Y abren una etapa de incertidumbre de consecuencias imprevisibles para Estados Unidos.
Ponen fin a algo más de tres semanas de encuestas desfavorables y dudas sobre las aptitudes físicas y mentales de Biden para ganar en noviembre, primero, y, lo que es más importante, continuar cuatro años más en la Casa Blanca.
Desde el debate, las presiones fueron in crescendo, en público y en privado, por parte de donantes, estrategas, analistas, medios de comunicación, senadores, congresistas y de sus líderes en ambas Cámaras, Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, así como de figuras tutelares del Partido Demócrata como Nancy Pelosi o el expresidente Barack Obama.
Es la primera vez que un presidente estadounidense en funciones se retira tan tarde de una contienda electoral. Para encontrar algo remotamente parecido hay que remontarse de nuevo a 1968, cuando Lyndon B. Johnson anunció mucho antes, en marzo, que no pensaba presentarse a la reelección.
A la convención,el longevo Biden acudía con el apoyo de los 3.939 delegados que optaron por él en unas primarias en las que prácticamente no tuvo rival. Eso significa que falta menos de un mes para que los demócratas decidan por quién votarán en Chicago y poco menos de cuatro para montar una campaña sólida contra Trump.






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