Por: Alvaro Miguel «El Negro» Mina.
Mil gracias por, ese compartir lleno de afecto, abrazos y sinceras sonrisas rebosantes de amistad y cariño de juventud.
Excelente velada, buen sustento y lo mejor, el cartel de matadores y banderilleros, cómo para una tarde soleada en la Plaza de Toros de las Ventas en Madrid o La Real Maestranza de Sevilla, frente a la estatua del Curro Romero, a orillas del Guadalquirir; diagonal al Puente de Triana o para la monumental de Ronda, la más grande del mundo, en la madre patria. Vale resaltar el fenotipo de los astados, bravíos, con casta, corniveletos, trapio y elegante presentación.
Es de destacar la apertura del festival taurino a cargo del Caballista, Rellenólogo y Lechonero, Jhon Oveimar Ramírez Guevara, montando a su corcel, «El Bendecido JR», hijo de «Bendecido de Villa María» y «La Guaricha», declarada fuera de concurso; de mejor familia qué muchos de nosotros.
A todos los alguacilillos expertos en el arte de «Cúchares», los cuales arrancaron las palmas y las carcajadas de los abarrotados tendidos del Albero de Vuelta Larga, felicitaciones, por su debida y enaltecida entrega.
Cómo olvidar, qué la boletería se agotó, por la calidad del espectáculo taurino, animado por la Banda Municipal de los popularísimos «Chupacobres de Puerto Tejada», los juegos pirotécnicos y la angelical, apasionada y delirante belleza de la mujer Portejadeña, la cuál se robó la mirada en los tendidos de Sol y Sombra.
Éxitos siempre al querido diestro «Raulin Pingüin», de Portugal, a su núcleo familiar y de amigos, por tan valioso faena, rebosante de luces, serpentinas, gratos recuerdos de juventud y amistad.
Exaltación especial a los Chef Javier Ortiz y Cristina Pastrana, por su Asado Huilense, con Cerdo Criollo, arroz Flor Huila, Yuca Chiroza, papa Tocarreña, Maduro, el infaltable Insulso proveniente de Garzón y las Hachiras, provenientes de la Tierra del Sanjuanero.
Éste platillo debe ser adobado con Cilantro «Pepiado», jugo de naranjo agrio, cebolla larga, ajo macho, y buen «Cucuñame», un tubérculo orgulloso de los campos del Doble Anís.
Para destacar la presencia del Grupo Musical, «Clásico Habanero» y el grupo de meseros dejando una huella indeleble del buen servicio.
Para su esposa doña Elizabeth Sánchez y su hijo, Santiago “El Capi” Ramírez, sólo resta decirles gracias por festejar entre amigos, al arribo al “Club de los sesentones, del gran Raulín de la Terraza”.
El momento cumbre del festejo fué cuando su esposa Elizabeth, le entregó en bandeja de plata y con más intenciones qué un responso, una botella «Curada», con el secreto de la Selva Chocoana, con la única intención de volver recuperar el territorio recorrido y poder seguir saliendo a hombros cómo la primera vez en el Albero de Cañaveralejo.





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