Por: Alvaro Miguel «El Negro» Mina.
Al extinto, querido y recordado, «Anacobero», Daniel Santos Betancourth, siempre nuestra admiración y las más grandes vivencias, en el aniversario número treinta y dos de su partida terrenal.
A la caleña y esposa, Luz Dary Padredin y a sus hijos David y Danilu, nacidos en la tierra del «Ay Bendito», nuestro acompañamiento en la evocación de los gratos, recuerdos y el cariño del esposo y padre, por siempre, el «Jefe» Daniel Santos.
A su querida familia y en especial a Danilu, gracias por la grata invitación al acto de aniversario del fallecimiento, y al lanzamiento del libro, «Daniel Santos, una vida entera»; en la Hacienda Las Mañanitas, en Yumbo, Valle.
Ése día la hija de Daniel, Danilu Santos-Praice, cantó las canciones de su padre, entre estas: «Borinquen», «Despedida» y «Linda»,como olvidar las lagrimas que le arrebató a los asistentes el locutor Benhur Lozada,con la cronología de sus canciones narrando paso a paso el como, el por qué y el cuando las escribió el insigne «Anacobero».
A propósito de Benhur Lozada este 28 de junio en la Nelly Teka del barrio Obrero de Cali estará presentando la video-audicción los 100 años de la emblemática Sonora Matancera.
Daniel Santos, nació en Santurce 5 de febrero de 1916 y falleció en Ocala, La Florida, el 27 de noviembre de 1992.
Cariñosamente conocido como: «El Jefe», «El Anacobero», o «El hijo de Tras Talleres», su barrio natal en el viejo San Juan; fué un intérprete de ése cantar qué se hace con él alma y él corazón en la mano; para un público sin distingo de estrato social, qué disfruta el arte y sentimiento del buen cantar.
Ahí,en ellos fué precisamente, donde quedaron de manera indeleble y tatuadas sus canciones, qué hoy a tres décadas de su viaje final, se han convertido en himnos, de quiénes buscan en la música el albergue afectivo, de exitosos y afectuosos, pasajes de la vida cotidiana.
Claro qué también la evocación, de uno qué otro desengaño o viejo amor; y porqué no !Volver a preguntar, si, por ahí han visto a Linda!… La niña de la cual, Don Pedro Flórez, nunca volvió a saber de ella.
A pesar de qué todos los días le preguntaba al cartero, si había algo para mí! Nada, nada!
«Claro qué muy seguramente le estarán pintando pajaritos en el aire», concluyó, Don Pedro.
Hoy gracias a su hija Danilu Santos Price, los amantes y admiradores de la «Historia Musical», de su padre, un autodidacta, de gran capacidad intelectual; respondón, de opiniones fuertes, pero, cómo al final de algunas de sus canciones, siempre de corazón humilde y agradecido con su público, qué lo eligió cómo su ícono y máxima expresión de cariño; podemos disfrutar del libro: «Daniel Santos, mi vida entera».
Ahí, Danilu, recuerda las palabras de su progenitor, quién les inculcaba qué la prioridad en su hogar, sería siempre la educación.
Cuenta además cómo su abuelo «Rosendo», quería qué Daniel, aprendiera carpintería para definir un buen futuro.
Claro qué para el inquieto muchacho su pasatiempo favorito era buscar la rima entre palabra y palabra, en busca de una cita nocturna, con el éxito musical.
Mientras «Don Rosendo», en medio de la degustación de un aguacate en la merienda, le enseñaba a Daniel, las técnicas de afilar el serrucho, para lograr un buen corte de madera, lo preparaba para los cantos dominicales en la capilla pentecostal, dónde era pastor.
Pero la niñez del «Inquieto Anacobero», estaba llena de algunas necesidades básicas, pero por fortuna con mucho cariño cómo el de su abuelo materno, «Don Concepción», quién sin pensar le abrió las puertas de su carrera musical al designarlo cómo su ayudante en la venta de «Aguacates» en Santurce, Puerto Rico.
Ésta valiosa y apetitosa labor la combinaba con la asesoría qué brindaba para el brillo del calzado, en las calles de Borinquen.
La proclama diaria del «Nuncio», Daniel; en pocos días se ganó el cariño y la aceptación de los boricuas; por su melodiosa voz al ofrecer sus «Aguacates», el buen acompañante de los lípidos, en el Viejo San Juan.
Sus pregones a la hora del almuerzo, de momento tomaban asiento en la mesa del comedor, cuándo tarareaba de manera alegre...!Aguacates!…!Los más frescos del día..!Por cada compra regalo una melodía!..
En medio de risas y dichos Daniel, se retiraba a casa a disfrutar de las ganancias y ha preparar nuevas rimas para el día siguiente.
!Aguacates!…!Compra uno o compra cinco!..!Compra más y te doy un brinco!.
Ésta forma de ganarse la vida tomó tanta acogida y popularidad, qué «Don Rosendo», le decía a su esposa, !Mira, cómo grita ése muchacho! … Será qué va a ser cantante?..Dios lo ampare y coja otro camino!…replicaba su progenitor.
Don Miguel, el dueño del Teatro del barrio, lo contrato cómo pregonero para repartir los volantes dónde promocionaban las películas provenientes de Hollywood y así ganarse el boleto de ingreso al cine, el pequeño e inquieto, Daniel.
Y, de paso ayudaba para el sostenimiento de sus hermanas, Sara, Rosa y Lucy.
Así de ésa forma, el eco de su voz fué lanzado en sentido contrario al viento para tomar la altura necesaria, y poder grabar más de 1.500 buenas melodías en su exitosa carrera profesional y componer de puño y letra 200 de éstas.
Entre otras agrupaciones Daniel, grabó con La Sonora Matancera, Los Jóvenes del Cayó, La Sonora Mexicana, Jhonny Pacheco, Héctor Lavoe y El Conjunto Clásico.
Además del Cuarteto de Pedro Flores, El Conjunto Casino, el Conjunto Yumuri, Trio Lírico y Orquesta de Xavier Cugat.
En 1957 compuso en honor a Fidel Castro, la canción, «Sierra Maestra», la cuál se convirtió en el himno de la Revolución Cubana.
Tal vez uno de sus mayores éxitos aseguran sus «Fans», fué el tema «Despedida», de la autoría de, Don Pedro Flórez, grabado en 1941, cuándo fué llamado a pagar servicio militar durante la segunda guerra mundial y por el cuál le cancelaron nueve dólares, y le tocó la ingesta de un galón de ron, para evitar derramar sus lágrimas por la triste despedida.
El complemento de la historia de su vida artística, transcurrida en medio de: viajes, música, placeres, persecuciones, retenciones, orquestas, humo, licor, amores, peleas y broncas; lo encontrarán en el Libro «Daniel Santos, mi vida entera», escrita por su hija, Danilu Santos- Price.
«No he encontrado la felicidad, porqué voy rapidito por la vida»: Daniel Santos.
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