El Papa Francisco ha suscrito un mensaje por la Jornada Mundial de los Niños, repasando el pasaje bíblico “Eres valioso a los ojos de Dios” de Isaías, (Is 43,4), señaló que Dios tiene por cada uno de sus hijos un amor incondicional, sin importar su origen, su condición o su situación.
Cabe recordar que el Santo Padre, el pasado 8 de diciembre, con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, sorprendió con un inesperado anuncio: la creación de la Jornada Mundial de los Niños.
A lo largo de su pontificado, siempre ha mostrado particular interés por los más pequeños, especialmente por aquellos que sufren enfermedades o pobreza a causa de injusticias como la guerra.

Pope Francis holds a child during the celebration of the first »World Children’s Day» at the Olympic stadium in Rome, Italy, May 25, 2024. REUTERS/Alberto Lingria
El Dicasterio para la Cultura y la Educación ha sido el encargado de promover esta iniciativa y que se celebra este 25 y 26 de mayo en Roma, con la presencia de miles niños venidos de los diferentes continentes.
En su mensaje, el Papa les recordó a los niños lo importantes que son para la humanidad y el deseo que cada uno expresa para crecer y renovarse en su vida personal. Así también, les dijo que su presencia trae a la memoria que todos somos hijos y hermanos y que nadie puede existir sin alguien que lo traiga al mundo, ni crecer sin tener otras personas para amar y sentirse amado.
El obispo de Roma, destacó la misión de los niños señalando “todos ustedes, niñas y niños, que son la alegría de sus padres y de sus familias, son también la alegría de la humanidad y de la Iglesia, donde cada uno es como un eslabón de una larguísima cadena, que se extiende del pasado al futuro y que cubre toda la tierra”.
Por tanto, les pidió estar siempre atentos para escuchar las historias de los mayores, de sus mamás y de sus papás, de sus abuelos y de sus bisabuelos, porque son ellos quienes les transmiten la sabiduría y la experiencia de la vida.

Al tiempo, el Papa invitó a los niños a ser solidarios con tantos niños que sufren en el mundo. Los animó a no olvidarse de tantos pequeños que luchan contra dificultades en hospitales, en sus hogares, a los que son víctimas de las guerras, de la violencia, a los que sufren hambre, sed, a quienes viven en las calles, a los que son obligados a ser soldados o a huir como refugiados, muchas veces separados de sus padres, pidió por los chicos que no tienen la posibilidad de estudiar, por los que son víctimas de bandas criminales, de las drogas o de otras formas de esclavitud y abusos. En definitiva, señaló, pensar en todos esos niños a los que todavía hoy se les roba la infancia cruelmente.
El Pontífice exhortó a los niños diciéndoles “escúchenlos, o mejor aún, escuchémoslos, porque con su sufrimiento, con los ojos purificados por las lágrimas y con el constante deseo de bien que nace del corazón de quien ha visto verdaderamente qué terrible es el mal, nos hablan de la realidad”. Así también, los animó a rezar por ellos y a compartir con ellos lo que tienen, a defender sus derechos y a ser sus amigos y hermanos.




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