Pese a que “San Pedro” no aguantó y soltó un chaparrón sobre la Autopista Sur, el desfile de Joyas Rodantes fue un espacio familiar donde todos los asistentes pudieron disfrutar los tesoros automotores que se conserva en la ciudad y en muchos otros rincones de Colombia, desde donde sus propietarios viajaron para participar en este encuentro ferial.
Uno de los objetivos de este certamen de la 66 feria Caleña ha sido el de propiciar un encuentro de varias generaciones que se nutren a través de la historia que transmite el adulto al niño, es por esto que este año el sentido conceptual de Joyas Rodantes giró alrededor de celebrar la vida y presenciar la evolución automotriz de Cali, visibilizando vehículos de época y actuales.
Sonando las campanas a ritmo de salsa, estuchando el pitido y los gritos de alegría de los asistentes, Cali nuevamente disfrutó del estilo y la clase de los autos clásicos que formaron parte del desfile del tradicional de Joyas rodantes, en la versión número 66 de la feria.
Han sido un total de 170 vehículos, 62 motos y 100 bicicletas clásicas fueron las encargadas de llenar de alegría la Calle de la feria, un desfile que año tras año se ha convertido en un símbolo de la Sucursal del cielo.
La Feria de Cali sin lugar a dudas continúa siendo el espacio de unión del pueblo caleño, acogiendo a propios y visitantes en una fiesta donde solo se sabe gozar, una apuesta que continúo impulsando durante los últimos cuatro años del saliente Gobierno de Puro Corazón que orientó por segunda ocasión el médico Jorge Iván Ospina.
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