El Grupo de Gestión Comunitaria y Policía de Vecindario de la Estación de Policía del Distrito Siete, realizó el acompañamiento a la Fundación social y cultural Colores de Puerto Tejada, que con el patrocinio de Acertemos, Defensoría del Pueblo y la empresa Imbera, lograron llevar a cabo la actividad Segundo Festival de la Crianza.
Bajo el lema “La violencia no puede dictar nuestro futuro, dile no a las pandillas”, en esta jornada se pudo brindar un espacio de enseñanza, actividades deportivas las que permitieron fortalecer los lazos afectivos al interior de los hogares de las familias Portejadeñas.
Una de las premisas transmitidas estuvo dirigida a que “todos merecen vivir en un territorio libre de violencia en el que los padres ejerzan la crianza de los hijos e hijas desde el amor, y respeto, estableciendo normas y límites claros al interior de las familias, para que estas se conviertan en entornos seguros, en donde no se ejerza, no se acepte ni se calle la violencia, logrando así un mayor acercamiento con la comunidad” indicó el Intendente Alexander Segura uno de los uniformados que participaron en la actividad de integración comunitaria.
La Fundación social y cultural Colores de Puerto Tejada nuevamente con el auspicio de , Acertemos, y la empresa Imbera, pudo sortear diferentes premios entre ellos como premio mayor entregando un refrigerador horizontal.
De esta manera y con este tipo de actividades sociales se sigue contribuyendo a ayudar a las familias de este municipio Nortecaucano de alguna manera a mejorar la orientación en el futuro de sus hijos, tener proyectos de vida viables como incentivos para evitar actos de violencia y pandillismo, problemática que afecta a esta comunidad creando así lazos de confianza entre Comunidad – Policía Nacional.
El objetivo primordial de esta actividad en la que participó activamente la Policía Nacional fue la de brindar a las familias, niños, niñas y adolescentes participantes pautas sobre la crianza amorosa mediante encuentros donde se exploró con los sentidos, se fortalecieron los vínculos y se promovió la transformación de creencias y prácticas que naturalizan la violencia, reafirmando el compromiso de garantizar entornos seguros para la infancia y adolescencia.
El festival proporcionó igualmente el compartir entre padres, madres y cuidadores experiencias y saberes comprometiéndose así, en fomentar el juego, la participación y el diálogo constante en la prevención de la violencia contra niños, niñas y adolescentes.
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