El insobornable Pedro Pascacio Martínez: Una historia de honestidad que deja el 7 de agosto.

 

El nombre de Pedro Pascacio Martínez Rojas, es tal vez uno de los más recordados de la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, por ser aquel niño soldado de 12 años quien además de haber capturado a lanzazos  al general español José María Barreiro, se convirtió en un ejemplo de valentía y honestidad porque no se dejó sobornar por el dinero que le ofreció el oficial realista.

Nunca al niño héroe le pagaron los 100 pesos que le ofreció el libertador Simón Bolívar como recompensa por la captura del general José María Barreiro, pero el Estado a través del entonces gobernador de Boyacá, Jorge Londoño(2004-2007) pagó en parte la deuda otorgándole a Pedro Antonio Rincón Porras Ascensio Martínez, tataranieto de Pedro Pascasio Martínez,  una beca universitaria y  un cargo administrativo en la gobernación.

En homenaje a su tatarabuelo, Pedro Antonio bautizó a tres de sus hijos con el mismo nombre: Pedro Ignacio, Pedro Antonio y Pedro Luis. Al final de cuentas, dice, es el nombre que llevó un héroe de la República.

Ese legado ha perdurado 204 años después; su descendiente Pedro Pascacio Martínez,  un campesino  de 40 años que hoy es abogado, es ejemplo de ello.  Residente en Duitama se trae a recordar lo  que significó su ancestro para la independencia de Colombia pero ante todo, el ejemplo para las nuevas generaciones por su rectitud en un país donde reina la corrupción.

Pedro Pascacio dejó en la  historia de Colombia  el legado de  cómo  La honestidad es una cualidad que se  convierte en un  valor  muy importante en la personalidad de los seres humanos. Es tener el valor de decir la verdad y a expresarse con toda sinceridad, tratando siempre de actuar de manera coherente, cumpliendo con los deberes de transparencia y rectitud, y siempre favoreciendo el interés general.

Pedro Pascacio Martínez Rojas  es  el auténtico héroe de la independencia de Colombia nacido en 1807 y fallecido en 1885, célebre por haber capturado al jefe español José María Barreiro tras la batalla de Boyacá.

Hijo de José Mercedes Martínez y de María del Niño Jesús Rojas, el prócer niño nació en una familia de escasos recursos pero ejemplarmente honorable y honesta, el 20 de octubre de 1807 en el municipio de Belén, que en la época precolombina era un caserío que hacía parte de los territorios del cacique Cerinza. A pesar de que vivió setenta y siete años, los eventos que la historia guarda de su vida ocurrieron antes de que cumpliera doce años, ya que participó en las dos batallas decisivas que le dieron la independencia a la República de Colombia.

Martínez se convirtió en soldado del batallón Rifles, comandado por el teniente coronel Arturo Sanders. Desde Belén hasta el fin de la Batalla del Puente de Boyacá Pedro Pascasio cuidó de Palomo y de los demás distinguidos caballos del Libertador. Sin embargo, fue después de que los patriotas ganaron la batalla del 7 de agosto que su honradez se hizo inmortal.

En la huida de los oficiales españoles derrotados, dos niños soldados: el negro José y Pedro Pascasio, encontraron a dos oficiales ocultos debajo de grandes piedras cerca del río , que hoy se llaman “Las piedras de Barreiro” porque uno de los dos oficiales era el gran comandante del ejército realista.

El negro José mató con su fusil al otro militar, mientras que con su lanza, Pedro Pascasio hirió en la garganta a Barreiro quien le reveló su identidad e intentó sobornarlo con una bolsa de monedas para que le permitiera escapar. El soldado de las caballerizas no dudó la respuesta y la acompañó con la punta de su lanza: “Siga adelante; si no lo arreamos”.

Se cuenta que cuando llegó con el insigne preso este no fue reconocido por Bolívar y que incluso el libertador regañó al niño Pedro por haberse demorado en llevar a Muchacho, el caballo que le regaló Juana Velasco de Gallo.

Cuando supo quién era el recién atrapado lo trató respetuosamente y ordenó que fuera colocado a la cabeza de los prisioneros enemigos y que fuera tratado con especial consideración.

Su acto heroico le mereció recibir, por orden directa de Simón Bolívar, una gratificación de cien pesos. Su muerte ocurrió en Belén el 24 de marzo de 1885. Después de la independencia se dedicó a las labores campesinas.

A pesar de su grandeza vivió una vejez pobre y murió con las dificultades económicas del campo.

No obstante, por iniciativa de algunos historiadores y políticos, el Congreso Nacional le rindió homenaje en 1880 y ordenó una pensión vitalicia de veinticinco pesos, que sólo recibió una vez dado lo costoso y complicado del viaje de Belén a Bogotá, pues el ya muy mayor “niño héroe” tenía que cobrarla por obligación en la capital.

Verdaderamente fue heroica la actuación de Pedro Pascasio Martínez, ya que como refiere el historiador  Javier Ocampo, “si el niño soldado se hubiera dejado sobornar, Barreiro se habría unido a las tropas de Santafé para presentar un frente unido al Ejército Libertador”.

Redacciòn