Tras 75 años del “Bogotazo” y el crimen de Gaitán el país político no cambia

Hoy, 9 de abril, se conmemora el aniversario de la muerte de quien es considerado uno de los líderes políticos más influyentes en la historia de Colombia, Jorge Eliécer Gaitán Ayala.

Hace ya 75 años, Gaitán fue asesinado en pleno centro de Bogotá, en un hecho que sacudió al país entero y provocó uno de los episodios más sangrientos de la historia nacional, conocido como “El Bogotazo”.

El magnicidio ocurrió un poco después de la 1 de la tarde. Gaitán salía de su oficina, ubicada en el cuarto piso del edificio Agustín Nieto, en Bogotá. Juan Roa Sierra fue el sujeto que accionó el revólver calibre 38 corto, del que salieron las tres balas que impactaron el cuerpo de Jorge Eliécer Gaitán.

Gaitán, abogado y político, se destacó por su defensa de los derechos de los trabajadores y los más desfavorecidos. Su mensaje de justicia social y su carisma lo llevaron a convertirse en una figura muy popular entre la población colombiana.

Su muerte provocó una ola de indignación y violencia que se extendió por todo el país. El Bogotazo dejó miles de muertos y heridos, y marcó el inicio de un período de inestabilidad política en Colombia que duró décadas.

Hoy, Jorge Eliécer Gaitán sigue siendo recordado como un símbolo de la lucha por la igualdad y la justicia social en el país. Su legado ha inspirado a generaciones de líderes políticos y sociales, y su memoria sigue viva en la conciencia colectiva del pueblo colombiano.

El caudillo siempre demostró su imperante deseo de cambiar los estatutos políticos de un gobierno conservador y hegemónico que gobernaba a Colombia en ese momento, su vocación por defender los verdaderos intereses del país lo llevaron a estudiar derecho. Sin importar el escenario o el rol en el que estuviese promovía la importancia de los derechos humanos.

Con herramientas claves como fue la cultura, la educación y el conocido sentimiento de protesta, fundó el movimiento político Unión Nacional Izquierdista, en él, existía una posibilidad de un gobierno diferente y que por nada del mundo, estuviese relacionado con la supremacía de las élites.

El pueblo colombiano lo reconoció como ese personaje que imponía el pueblo sobre los intereses individuales, un líder innato que tenía sobre él la esperanza de cambio que tanto anhelaban los menos favorecidos de ese entonces.

La popularidad que tenía en ese entonces, lo llevó a ocupar el cargo de Alcalde de Bogotá en 1936, el bienestar de los capitalinos fue clave en cada una de sus decisiones y de esta manera realizó importantes obras públicas, desarrolló encuentros culturales y campañas sociales.

En su paso por los cargos públicos, se destacó en 1939 como magistrado de la Corte Suprema de Justicia, y en 1940 fue ministro de Educación, desde allí, le dio todas las herramientas a los colombianos para hacer que se sintieran parte de un gobierno, y que este era del pueblo y para el pueblo. Dentro de sus grandes logros estuvo el poder crear sistemas de escolarización y el bajar los índices de analfabetismo.

En la memoria de los Colombianos aún gravita su célebre frase de «Yo no soy un hombre, soy un pueblo» «El pueblo es superior a sus dirigentes».

Para su  única hija Gloria Amparo de las Mercedes Gaitán Jaramillo  , la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia abrió una “nueva ventana hacia la esperanza y hacia el cambio, una ventana que empezó a construir Gaitán en el siglo XX pero cuando ya estaba llegando a la victoria (como candidato presidencial) fue asesinado”.

Para  ella a  sus 85 años  no le cabe duda de que los verdaderos responsables del asesinato de su  padre fueron las élites del país. “Lo asesinaron las élites colombianas, las oligarquías liberales y conservadoras en alianza con intereses internacionales sobre todo de Estados Unidos, con el propósito de no permitir que el pueblo llegara al poder (…), que el pueblo pudiera acudir a los derechos que se merece y que le han sido denegados no solamente por décadas sino por siglos”, aseguró, con lo cual se argumenta que Colombia  sigue igual en donde siguen mandando las  élites de la  política y las  oligarquías económicas  de  siempre.

Redacciòn