Crece desaprobación de Gustavo Petro  y según encuesta de Invamer ya es mayor que su popularidad

 

Tras siete  meses de su mandato a  Gustavo Francisco Petro Urrego le  ha tocado “bailar con la más fea” tratando de  imponer un nuevo estilo de  gobierno que demuestre un cambio que no le  ha sido fácil.

En la cuarta medición de la encuestadora  Invamer Poll en siete meses de Gobierno indica por primera vez que el porcentaje negativo de respaldo al presidente es superior al positivo

Ya son cada día más la cantidad de personas que desaprueba al presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien  ha superado por primera vez a las que lo aprueban.

Así lo indica la más reciente encuesta Invamer Poll, que muestra una aprobación del 40% de los encuestados contra un 51% de rechazo.

El descenso en la popularidad del presidente se registra en un mes que ha sido especialmente turbulento para el Ejecutivo: el debate sobre la reforma a la salud ha significado la apertura de muchas grietas en la coalición del Pacto Histórico, que hasta ahora había mantenido su cohesión. La manifestación más evidente de las grietas salió a la luz el lunes pasado cuando, en una alocución, Petro anunció el cese de los ministros de Educación, Alejandro Gaviria; del Deporte, María Isabel Urrutia, y de las Culturas, Patricia Ariza, con una trino  posterior en advertencia manifiesta  “De mis ministros y ministras solo exijo lealtad con el programa de gobierno, cero corrupción y resultados”,

La salida del ex ministro y ex candidato presidencial Gaviria del Gobierno fue la más comentada, ya que el también ex jefe  de la cartera de Salud se había convertido en un crítico y frentero opositor de la mencionada reforma, la primera  gran apuesta de Petro en donde debe demostrar su evidente  control  del  legislativo en  donde tiene  mayorías.

El presidente Gustavo Petro había comenzado su cargo presidencial con el 56% de aprobación, según la encuesta en agosto de 2022. Descendió al 46% en octubre, para luego subir ligeramente a 48% en diciembre y terminar por caer el 40% en febrero de 2023.

La encuesta, que se hace periódicamente en Colombia desde 1994, confirma la tendencia decreciente de la popularidad, el fin de la luna de miel con la opinión que es usual en todos los mandatarios y también ocurrió con sus antecesores  y en peor medición con los  impopulares  gobiernos de  Iván Duque y Juan Manuel Santos.

También se  evidencia que, en el caso del actual Gobierno, la sensación de que las cosas están empeorando va en aumento, debido a  tanto  anuncio de  reformas y cambios  estructurales que no se  deslumbran claramente  por  parte del electorado que  lo eligió y comienza  a generar  inconformidades especialmente en los territorios.

El desempleo y la economía siguen siendo los principales problemas que tiene el país, según los encuestados por Invamer.

El 39% así lo considera. El orden público y la seguridad (16%) y la corrupción (12%) también son considerados como dos de los problemas principales del país, pero llama la atención la disparada del ítem Otros (que incluye, entre varios más, el desamparo de la niñez, la educación, el narcotráfico, la salud, los servicios públicos, la falta de justicia, la polarización, etc.), que en diciembre fue elegido por el 17% de los encuestados y en febrero aumentó al 24%.

De las banderas de Petro sobre las que se les preguntó a los encuestados, hay una que se mantiene sólida en su aprobación desde agosto de 2022: el restablecimiento de las relaciones con Venezuela. De acuerdo con el sondeo, el 75% de los encuestados apoya la medida, contra un 23% que la rechaza. El respaldo nunca ha sido inferior a un 74%.

Otros de los  lunares que se  evidencia en la  merma  de la  popularidad de Petro radica  en el crecimiento de  la  violencia  y la  inseguridad en la que muchos miran la  fuerza pública  como  una  espectadora  más  en la  cruda realidad  de  masacres,extorsiones,hurtos y caos penitenciario desde donde  se delinquen más que en las  propias calles y zonas rurales del país.

En resumen el gobierno de Petro ha tenido además un pésimo  manejo de  imagen y de  comunicaciones  con una muy débil  oficina de  prensa que no articula llegar  a  las  regiones con informaciones  de lo que se está haciendo desde la instancia central  y que observan la no presencia real  y efectiva  del  Estado  en resolver  sus  problemas  inmediatos.

Redacciòn