A casi de cumplir los 100 primeros días de gobierno del presidente Gustavo Francisco Petro Urrego, ha mermado su imagen positiva y favorabilidad entre los colombianos según los resultados de la encuesta bimensual Invamer Poll, que estudia la opinión de las cinco principales ciudades de Colombia desde hace 30 años.
Aunque siguen siendo más quienes aprueban su gestión, con el 46%, que quienes la desaprueban, con el 40%, la caída es evidente. A fines de agosto, el apoyo era del 56%, pero sobre todo crece el rechazo, pues entonces era solo del 20%.
Ese aumento de la desaprobación coincide con un incremento del pesimismo. Frente a la pregunta de si las cosas en Colombia están mejorando o empeorando, los pesimistas aumentan del 48% al 64%, una cifra similar al promedio de los últimos ocho años, con los presidentes Juan Manuel Santos e Iván Duque.
De hecho, las cifras preocupantes en el Petrismo de aprobación de la gestión de Petro Urrego son casi idénticas a las de Duque en octubre de 2018, en el mismo momento de su administración. El hoy expresidente tenía una aprobación del 47% y una desaprobación del 41% (esta misma Invamer Poll lo ubica hoy con un 29% de favorabilidad y un 60% de desfavorabilidad). También son similares a los de Andrés Pastrana en octubre de 1998.
Esas cifras señalan el fin de un momento de optimismo particular que dio la elección e inicio de un Gobierno que se eligió con las banderas de la izquierda y del cambio. Varias de esas banderas pierden también fuelle. Por ejemplo, el porcentaje de personas que creen que el Gobierno podrá devolver sus tierras a los campesinos desplazados cae del 72% al 59%, una cifra alta pero similar a la del primer año del Gobierno Duque. O la apuesta de suspender la exploración de petróleo y gas sigue siendo impopular, pues solo está de acuerdo el 38% de los encuestados, con 56% en desacuerdo.
Los motivos de la caída en el optimismo son difíciles de discernir de acuerdo a analistas políticos. Algunos son económicos y es objeto de discusión hasta dónde se deben a decisiones gubernamentales, como el aumento sostenido de una inflación que en septiembre iba en el 11,4%, la más alta de este siglo, o la devaluación del peso, que este jueves superó por primera vez en su historia el valor de 4.800 por dólar. Pero otros tienen que ver directamente con el Gobierno y su equipo, al manejo de las comunicaciones y la imagen que no han despegado.
Por ahora, el Gobierno ha dado muestras de mantener amplias mayorías en el Congreso, además de ser capaz de lograr acuerdos impensados con sectores empresariales, como los ganaderos o las compañías generadoras de energía. Todavía no ha sacado adelante ninguna gran reforma; la primera, la tributaria, ha avanzado sin grandes cambios en sus mensajes centrales.
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