El Domingo de Ramos se celebró en la Parroquia de la Inmaculada Concepción como un momento de alegría antes de que empiece la también llamada ‘Semana Mayor’ y los momentos de reflexión y arrepentimiento que esta implica según las enseñanzas de la Iglesia.
Iniciando con una procesión en el Cementerio Central el Párroco Francisco Javier Trujillo Céspedes , tras bendecir las palmas recordó que El Domingo de Ramos es el acontecimiento que marca el fin de la Cuaresma y una fecha de especial relevancia para los creyentes para dar paso al inicio de la Semana Santa, tiempo en que se celebra la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Cristo.
El Domingo de Ramos es una importante celebración marcada en el calendario litúrgico no solo de la Iglesia católica, sino también de otras ramas del Cristianismo como la ortodoxa.
Con el desfile por las calles centrales se anunció que así comienza un periodo fundamental para todos los fieles, una etapa que se extendiendo en el tiempo hasta el domingo siguiente, el Domingo de Resurrección.
«Jesús entró a Jerusalén montado sobre un asno y fue aclamado como rey por sus seguidores, quienes extendieron mantos, ramas de olivo y de palma a su paso. Gritaban: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”; “¡Hosanna en las alturas!” manifestó el Presbítero Trujillo Céspedes .
«El Domingo de Ramos debe de ser visto por los cristianos como el momento para proclamar a Jesús como el pilar fundamental de sus vidas, tal como lo hizo el pueblo de Jerusalén cuando lo recibió y aclamó como profeta, Hijo de Dios y rey». Dijo el Padre en la Eucaristía en el Templo de la Inmaculada concepción.
Fotos: Gloria Inés López Orduy
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