Centenares de personas salieron este jueves 7 de Abril a las calles de la capital Chocoana con pancartas y música para exigirle al gobierno nacional que les garanticen un lugar tranquilo y en paz donde vivir, pues en los últimos meses, se ha convertido en una pesadilla, según sus habitantes, vivir en una ciudad donde incrementan las amenazas por extorsión y asesinatos, y en la que además, en lo corrido del año, se han reportado oficialmente 62 homicidios.
A la multitudinaria marcha contra la violencia, protagonizada especialmente por jóvenes se sumaron líderes a la exigencia que hace la comunidad para que las bandas criminales paren la guerra que mantienen en zozobra y terror por su abierto accionar delictivo.
El enfrentamiento permanente en cualquier calle de Quibdó refleja el notable deterioro del orden público y el avance de la delincuencia que tiene hastiados a los aproximadamente 120.000 habitantes de la capital del Chocó, departamento fronterizo con Panamá.
La violencia en Quibdó, hace que sea una de las capitales más peligrosas del país, situación que no es nueva pero sus pobladores esta vez se movilizaron denunciando que nunca habían sentido tanto temor e inseguridad como la que ahora los obliga a encerrarse en sus casas, evitar transitar por algunas zonas y huir desplazados a otros departamentos.
Por los asesinatos, amenazas, extorsiones y atentados de las últimas semanas contra civiles, comerciantes y policías, la ciudad se declaró en alerta permanente y se prepara otras manifestaciones pacíficas para denunciar la incapacidad de las autoridades todas para controlar una guerra en la que las armas casi siempre son disparadas por jóvenes y menores de edad.
«En el caso de Quibdó tenemos una situación que desde hace varios años viene alarmando por el tema del homicidio, la presencia de estructuras (bandas) criminales en la zona urbana y la afectación sobre jóvenes», explicó Irina Cuesta, investigadora de dinámicas del conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).
El Chocó lamentablemente con enormes potenciales y recursos naturales, con hermosas zonas y gentes alegres de mucha inteligencia y emprendimiento ha sido una región empobrecida por la corrupción local y el abandono estatal, y ahora es disputada por grupos armados ilegales, debido a su privilegiada ubicación geográfica con costas sobre el océano Pacífico y el mar Caribe.
Sus habitantes aprendieron en los últimos años a vivir con miedo porque la disputa que libran guerrillas, paramilitares y bandas del narcotráfico y la minería ilegal ha hecho de esa zona un campo de fuego cruzado.
Los menores de edad, que sobreviven sin mayores oportunidades educativas y un precario acceso a servicios básicos, son reclutados por actores criminales que los entrenan para cobrar extorsiones, robar y asesinar a plena luz del día.
El horror, denunciaron los jóvenes que marcharon para exigir soluciones integrales en la ciudad, está enquistado en cada barrio, en algunos de los cuales las bandas imponen a balazos su ley, decretan toques de queda y deciden quién entra y quién sale.
Fotos: Qradio
Debe estar conectado para enviar un comentario.