Chile ha vivido la elección más tensa en más de tres décadas de democracia. De las manifestaciones estudiantiles al Palacio de La Moneda en apenas diez años. Gabriel Boric Font, al frente de una coalición de izquierdas que incluye al poderoso Partido Comunista, asumirá el 11 de marzo de 2022 la presidencia de Chile para marcar varios hitos: ese día se convertirá en el primer jefe de Estado educado en la actual era democrática, así como, con 36 años, el más joven en la historia del país.
Escrutados el 99,47% de los votos, Boric se impuso con 55,84% contra el 44,14% de José Antonio Kast, candidato del Frente Social Cristiano y representante de lo que podría denominarse derecha conservadora sin complejos.
Dividido entre el miedo y la esperanza, Chile eligió presidente este domingo en una segunda vuelta inédita por la confrontación de dos opciones en las antípodas ideológicas, con proyectos que prometen un cambio al modelo social o el continuismo neoliberal.
Será, además, el gobierno más a la izquierda desde el de Salvador Allende en los años ’70. Más allá de la postura de Boric respecto de los regímenes de La Habana, Caracas y Managua, el triunfo de la izquierda dura en Chile tiene fuertes resonancias en América Latina.
La llegada de Boric a la presidencia, tras cuatro años de la centroderecha de Piñera, es leída en Buenos Aires, Ciudad de México, Caracas y otras capitales de la región como el regreso del progresismo
«Voy a ser el presidente de todos los chilenos y chilenas, de los que votaron por mi, los que no me votaron y los que no fueron a votar», dijo Boric, descendiente de croatas y catalanes, menos de dos horas después de cerradas las mesas de votación, en un diálogo televisado con el presidente Sebastián Piñera.
El nuevo presidente, candidato del Frente Amplio, es la cabeza de una coalición que agrupa a la izquierda dura chilena.
Tanto Boric como Kast dejaron en el camino en la primera vuelta de noviembre a la centroizquierda y el centroderecha, que se repartieron el principal sillón del Palacio de La Moneda desde que el dictador Augusto Pinochet dejó el poder en 1990.
En un domingo de altísimas temperaturas a las puertas del verano austral, la jornada discurrió con tranquilidad. La denuncia de la izquierda acerca de falta de transporte público finalmente demostró no tener razón de ser: nunca antes tantos chilenos se movilizaron hasta las urnas (un 55 por ciento, el voto no es obligatorio), y Boric obtuvo un triunfo contundente: ningún presidente sumó tantos votos como él.
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