En esta ocasión nos parece relevante realizar una reflexión teniendo en cuenta el contexto actual de rechazo a los últimos hechos y gestos con claro tinte racista, que se han presentado en la capital del Cauca con los que se intentaron caricaturizar a un funcionario del Gobierno Seccional.
Ya se habían presentado en las paredes de algunas vivienda del sector histórico de Popayán, grafitis con mensajes discriminatorios y ahora en algunos medios periodísticos y de opinión, se ridiculiza la voz del Secretario de Gobierno Luis Cornelio Angulo Mosquera, con una mofa que destila más bien un tufillo de prejuicio racial solapado.
Todo pareciera apuntar a que a ciertos círculos del notablato de la “patojocracia” payanesa no les ha gustado que un negro Nortecaucano por primera vez llegase con el favor popular a ocupar la Gobernación del Departamento.
Y es ahí, donde el mandatario seccional Elías Larrahondo Carabalí, no solamente haciendo historia sino que con el compromiso de sus convicciones y principios, debe apuntar a dejar huella, sentando que están equivocados quienes pretenden a falta de argumentos y celos políticos , burlarse de quienes gobiernan, con prejuicios y estereotipos, que provocan más bien comportamientos discriminatorios que no hacen sino atentar contra la dignidad humana de todos los Caucanos.
Por ello, es vital la sensibilización y la concienciación de nuestra sociedad caucana y comunidades Afros, que junto a los pueblos indígenas, son víctimas de lo que por desgracia, todavía hoy la lacra del racismo perdura en ciertas círculos anquilosados en pensamientos coloniales y esclavistas, actuando como un sesgo perverso y odioso.
Hay en el Cauca quienes no se han dado cuenta de que solo hay una raza – la raza humana-y que todos somos miembros de ella, que merecemos respeto y que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, constituyen graves violaciones de todos los derechos humanos y obstáculos al pleno disfrute de los mismo, niegan la verdad evidente de que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos, constituyéndose a la postre en un obstáculo a las relaciones pacíficas y de amistad entre los pueblos y las comunidades, figurando entre las causas básicas de muchos conflictos innecesarios.
No es menos cierto que debido a su exclusión y discriminación los Afrodescendientes del Cauca y de Colombia, han tenido casi tres veces más posibilidades de vivir en la pobreza, tienen menos acceso a la educación y al empleo y están poco representados en cargos de toma de decisiones.
Pero sin embargo con, la aparición de una clase política afrodescendientes y el crecimiento de sus organizaciones, han empujado desde varios escenarios de la democracia a incorporar cambios constitucionales y estilos de gobierno respecto a la discriminación, derechos de propiedad y el reconocimiento étnico racial de esta población. Con lo que también nacen oportunidades para que los gobernantes y dirigentes que representan la raza, contribuyan desde sus espacios a demostrar capacidad, empoderamiento e impulsar campañas y hechos reales, en contra de la discriminación.
La esclavitud y la trata de esclavos, en particular la trata transatlántica, fueron tragedias atroces en la historia de la humanidad, de Colombia y el Cauca, no sólo por su aborrecible barbarie, sino también por su magnitud, su carácter organizado y, especialmente, su negación de la esencia de las víctimas, y es por ello que en el cauca debemos cerrar la página abominable que algunos pretenden revivir con sus gestos ofensivos.
Por eso se deben afrontar y eliminar los estereotipos raciales y las organizaciones afrodescendientes, deben aumentar su participación y papel de negociación, como hacer respetar sus derechos a mejorar las condiciones de vida de los pueblos negros que les permita garantizarles la protección y combatir con inteligencia y vehemencia la pobreza, la exclusión y la marginalización.
LABM/.
Debe estar conectado para enviar un comentario.