En la mañana de este sábado 1 de agosto se conoció la muerte del político caucano Humberto Peláez Gutiérrez, quien fungió como Gobernador del Cauca y Exsenador de la República, además de haber sido el jefe máximo del Liberalismo en el Norte del Cauca y el último dirigente con mayor recorrido y honores de esta región.
Peláez Gutiérrez, quien falleció a sus 81 años fue en sus últimos años un gran consejero de las nuevas generaciones políticas y sus sabias sugerencias y recomendaciones, daban cuenta del talante y grandilocuencia que lo caracterizó, siempre defendiendo el Norte del Cauca y las ideas democráticas de sus convicciones políticas.
Fue un hombre inteligente, congresista juicioso. Le sirvió al Cauca y a Colombia y le sirvió bien.
Quienes tuvimos la fortuna de compartir y tenerlo como testigo y jefe respetuoso en los caminares de la política sentimos de alguna manera tristeza por su partida, queremos mostrar toda nuestra admiración y respeto por su personalidad polifacética y su trabajo lúcido y, a la vez, vitalista e incansable en la política cuando estuvo vigente y aún en el ocaso de sus días.
Quienes estuvimos en los procesos políticos de hace varias décadas junto al inolvidable Miguel Antonio Gómez Carabalí , el último congresista de Puerto Tejada por recuerdos afectivos del pasado, compartimos con Humberto Peláez una amistad estimulante, confiada y sincera, que pienso se va a prolongar por gratitud espiritualmente, a pesar de su desaparición física.
Dialogar ,aprender y comprender la realidad política del Cauca y Colombia ,con Humberto Peláez Gutiérrez, era un verdadero deleite. Era una suerte contemplar su carácter abierto y divertido, lleno de un ingenio propio del mejor olfato político.
Era también una lección constante ver cómo podía escoger la táctica más eficaz y desechar los gestos políticos inútiles, por muy agresivos y efectistas que pudieran parecer. En todo momento sabía llevar el espíritu y el fervor de un partido al que le sirvió y también discrepó hasta el final y, simultáneamente, no separarse un milímetro de los intereses generales y del sentido de la esencia de la política como ese sentido de servir a los demás en el momento apropiado.
Fueron muchas las conversaciones y entrevistas con Humberto Peláez Gutiérrez de quien siempre admiré su prodigiosa memoria para preguntar por la vida y la suerte de cada uno de los líderes y dirigentes en todos los rincones del Norte del Cauca el cual fue el escenario de sus grandes batallas.
Con especial recordación las sostenidas en el marco de las campañas proselitistas de Carlos Julio Bonilla Soto a la Cámara de Representantes y de Óscar Rodrigo Campo Hurtado a la Gobernación del Cauca, en las cuales conversamos amenamente y evocamos sus luchas políticas.
Peláez era un asombroso Senador que alcanzó la presidencia de los Parlamentos Andino y Latinoamericano. Un mago de la oratoria. Embellecía la actividad política y el arte de la negociación, y la elevaba por encima de las demasiadas veces conocida política del oportunismo y la superficialidad que caracterizó algunos tejemanejes de la política regional del Cauca.
A pesar de ello, con temple y don de mando, como correspondía ejercer su jefatura y liderazgo político, Humberto Peláez Gutiérrez no tuvo nunca ni una gota de vanidad o de arrogancia, porque fue un personaje de la política que se hizo desde abajo, con pulso y paso firme.
Fue un dirigente equilibrado y justo –algo que no abunda en política- que se ganó el respeto de los ciudadanos, de los negros e indígenas y la tradicional clase política payanesa, de sus compañeros en el congreso y de sus adversarios políticos, tal como lo observamos en sus debidos momentos.
El Peláez que yo conocí, era un hombre con un humor para todas las circunstancias y elecciones, con un entendimiento optimista de la vida. Así lo vamos a recordar. A su esposa,doña Girleza e hijos, nuestro saludo solidario en estas horas de dolor por la partida a la patria celestial de su ser querido.
LABM.
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