¿Qué  estamos haciendo mal los Portejadeños? A propósito de la propagación del Covid-19

 

            Por: Carlos Arturo Lasso Vásquez

Solo a modo de reflexión, y sin el más mínimo ánimo de establecer juicios de valor, me permito mostrar estas cifras a mis paisanos, tomando como referencia datos que he encontrado en la red, de fuentes que se presumen oficiales.

A nivel nacional, teniendo en cuenta que se reportan 53.053 casos de contagio, tendríamos 102 por cada cien mil habitantes.

En el orden  departamental se reportan 189 contagios, lo que arrojaría 13 por cada cien mil habitantes.

En la capital se reportan 59 casos para 13 contagios por cada cien mil habitantes.

En Puerto Tejada se reportan 54 casos para 108 contagios por cada cien mil habitantes (se asumen 50.000 habitantes).

Estas cifras muestran que estamos muy por encima del promedio departamental, e incluso del promedio nacional.

Vale la pena anotar que, entre Popayán y Puerto Tejada, dos de los 42 municipios del departamento del Cauca, se acumula el 60.7% de casos positivos en el departamento, pero Puerto Tejada tiene aproximadamente la sexta parte de la población de Popayán; no obstante, por el momento, la diferencia es de cinco casos más en la capital con respecto a nuestro municipio.

 

A la luz de lo que muestran estas frías cifras queda claro que algo estamos haciendo mal, que ha permitido el aumento de casos de contagio, lo que preocupa por una conclusión obvia, si no se realiza un control adecuado, a mayor número de casos mayor posibilidad de que continúe incrementándose el contagio.

 

Esta situación luce por demás preocupante puesto que, de acuerdo con lo que se anuncia, aun no llegamos en el país al pico de los contagios originados por la pandemia, y no se aprecia en el municipio signos de cambio en el comportamiento de un elevado número de habitantes, que tienen todo el derecho a creer o no en la existencia del virus y lo delicado de la situación que se vive a nivel local, regional, nacional y mundial, pero que no tienen ni el más mínimo derecho a jugar con la salud y la vida de la mayoría de la población.

A estas personas que, por ignorancia, irresponsabilidad o la razón que quieran argumentar, no quieren asumir las medidas preventivas ampliamente difundidas, se les exige que al menos como un acto de elemental solidaridad, cambien su actitud para que no se conviertan en transmisores del virus y contribuyan así a producir una posible catástrofe sanitaria en el municipio.

 

La solución inmediata es asumir la responsabilidad que nos corresponde y empezar de una vez por todas a adoptar todas las medidas de bioseguridad que se están recomendando, teniendo en cuenta que la mayor parte de la población se encuentran ya realizando sus actividades productivas, a partir de las indicaciones a nivel nacional en relación con la reducción del confinamiento, y sobre todo la necesidad de suplir de alguna manera los gastos básicos de cada familia.

Redacciòn