La Iglesia Católica en Colombia se pronunció en las últimas horas sobre el caso de la interrupción voluntaria del embarazo que se inició en la ciudad de Popayán y que generó polémica en todo el País.
En un comunicado, la Conferencia Episcopal rechazó la situación que generó controversia porque se registró en una edad gestacional avanzada, y porque la madre argumentó un cuadro de depresión y el padre se oponía al procedimiento.
En el texto firmado por el arzobispo Óscar Urbina, presidente de la Conferencia Episcopal y por el obispo Juan Vicente Córdoba, presidente de la Comisión Episcopal de la Promoción y Defensa de la Vida, se indica que la vida es sagrada.
“El aborto es una injusticia que clama al cielo y una gravísima herida a la sociedad, que no es posible construir la paz implantando esta pena de muerte contra los más pequeños e indefensos” expresan los prelados.
Agregan que desde hacía varias semanas los obispos católicos “veníamos pidiendo en nuestras oraciones por la vida de Juan Sebastián Medina, la de su madre y la de su valiente padre”.
Por otra parte, las autoridades ecleciales aseguraron que han visto perplejos cómo las instituciones de este país no garantizaron los derechos del padre que, con persistencia y tenacidad, luchó por la vida de su hijo.
Los obispos solicitaron a quienes piensan que se han rebasado los límites de toda lógica a que se pronuncien públicamente a favor y en defensa de la vida y convocaron al pueblo católico a jornadas de oración por las víctimas del aborto.
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