Nuevamente ha causado indignación y repudio la muerte a consecuencia de una bala perdida de la joven María Fernanda Collazos Muñoz quien disfrutaba con su familia y amigos de una verbena en el barrio Villa Clarita al Norte de Puerto Tejada, el pasado Lunes festivo 15 de Octubre.
En el hecho ocurrido hacia las 2 y 40 de la madrugada otras dos personas resultaron heridas por cuenta de un sujeto que habría disparado indiscriminadadamente desde un vehículo sobre los asistentes a este encuentro festivo que se llevaba a cabo en este sector de la ciudad, en la calle 23 con carrera 24A y en el cual sus habitantes reclaman mayor iluminación y seguridad.
La Joven María Fernanda Collazos de 19 años era auxiliar de servicios farmacéuticos y residente en el Barrio El Triunfo fue trasladada al Hospital Local del Cincuentenario de la ESE Norte 3 desde donde fue remitida a un centro asistencial de la capital del Valle, pero debido a la gravedad de las lesiones en su humanidad falleció sobre la vía cuando era trasladada en una ambulancia en inmediaciones de Ciudad Sur en compañía de su madre, una humilde vendedora de minutos.
Las autoridades judiciales y policiales adelantan las correspondientes pesquisas e investigaciones para dar con el paradero del responsable de este alevoso acto delictivo al tiempo que se evalúan las versiones de algunos testigos del hecho que es condenado duramente por la opinión pública a través de las redes sociales.
Mientras tanto, Puerto Tejada rechaza y está llorando la muerte de una agraciada joven mujer por culpa de una bala perdida disparada durante las celebraciones del pasado puente festivo.
Los reportes de víctimas inocentes de armas de fuego son una constante que se repite a lo largo del año en cualquier sector urbano de la ciudad y que parecen lamentablemente multiplicarse durante la temporada de fiestas.
Las autoridades locales en cabeza del Alcalde Tobías Balanta Murillo condenaron este homicidio anunciando que se asumirá mayores controles y dispositivos que permitan contrarrestar el porte ilegal de armas de fuego en Puerto Tejada.
A escasos dos meses de finalizar el 2018, según datos suministrados por la Administración Municipal un total de 51 homicidios se han registrado en Puerto Tejada, frente a los 44 presentados en 2017 ,6 de los cuales han ocurrido presuntamente a raíz de las llamadas balas perdidas y en su mayoría los otros, por causas de intolerancia y enfrentamientos entre las estructuras delincuenciales juveniles que operan en esta población Nortecaucana.
Esos reveladores datos están contenidos en un informe del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), cuyas bases de datos registran que en lo que va corrido del 2018 hay un 35 por ciento menos de incidentes por balas perdidas (pasaron de 176 a 114) en todo el país, pero también que el número de víctimas mortales aumentó.
De acuerdo con estas cifras, de 10 meses corridos de este año en el país, hay un muerto cada 6 días por este tipo de actos que cada año son cuestionados por la inmensa mayoría. No obstante, en medio de la euforia colectiva, las autoridades no dejan de registrar denuncias telefónicas que dan cuenta de un ‘pistoloco’ disparando irresponsablemente sin objetivo.
¿El perfil de las víctimas? En cuanto a sexo, la proporción es similar, si bien es ligeramente mayor el número de hombres afectados. Casi una de cada dos víctimas tiene menos de 18 años. Pero mientras una de cada dos mujeres en esa situación no ha cumplido los 18, esa proporción baja al 30 por ciento en el caso de los hombres.
En promedio, señalan las bases de datos de Cerac, el 35 por ciento de las víctimas de balas perdidas son menores de edad. La curiosidad y la menor conciencia del riesgo frente a estas situaciones podrían explicar esa mortal estadística. De hecho, los dos rangos de edad más afectados están entre los 10 y los 18 años y entre los 20 y los 30.
El informe revela también que el número de personas afectadas por balas perdidas durante acciones sicariales ha bajado, pero viene en crecimiento el número de casos de personas que quedan en medio de enfrentamientos armados entre bandas y grupos de delincuencia juvenil.
Esta situación es particularmente grave en ciudades como Puerto Tejada, donde las balaceras por las llamadas «fronteras invisibles» siguen cobrando vidas.
A nivel nacional Cali, Medellín, Barranquilla, Bogotá y Cartagena son, en ese orden, las capitales más afectadas por este fenómeno. En todo el país, además, es notoria la situación de subregistro, en especial porque la Policía dejó hace algunos años de llevar una estadística diferenciada de estos casos en sus reportes sobre muertes y lesiones personales.
La prohibición a la portación de armas en ciudades como Bogotá también parece estar teniendo efectos positivos en la batalla contra un flagelo que, según una investigación del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto, CERAC, causó más de 1.000 muertes durante los últimos diez años.
Hacer disparos al aire ha sido una mala costumbre de tiempo atrás, que se agudiza en los puentes festivos y época de Navidad y Año Nuevo. Pero la denuncia y la judicialización por esta conducta han permitido ir reduciendo el número de colombianos afectados.
Esos homicidios y casos de graves heridas son también delitos impunes en su mayoría. Así, en los últimos meses y en particular en la compleja y puntual situación de Puerto Tejada pese al accionar de las autoridades y las medidas para enfrentar este flagelo, ha quedado demostrado que la restricción sirve si hay un riguroso control. Pues la ciudadanía sigue reclamando que las autoridades deben ser más activas para identificar a quienes están portando armas.
En el caso de Puerto Tejada dice que en los últimos 7 años, 60 por ciento de las muertes se dieron como efecto colateral de acciones de sicarios, mientras que tres de cada 5, por enfrentamientos entre pandillas.
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