El torero colombiano Luis Miguel Castrillón se erigió esta noche del 27 de Diciembre en el primer gran triunfador de la feria de Cali al salir en hombros del coso de Cañaveralejo después de desorejar a ‘Velero‘, el excelente tercer toro de Achury Viejo, oasis junto con el noblón primero dentro de un encierro al que en líneas generales faltó raza.
Una falta de mimbres que padecieron tanto David Mora, ovacionado, como López Simón, silencio en ambos.
Premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, ‘Velero’ fue un gran toro. El de Achury Viejo se definió ya de salida y Castrillón lo toreó a la perfección. Tejió una faena de muleta reposada, artística por ambos pitones, sobre todo, hubo varios pases en redondo con temple exquisito. La estocada, efectiva, puso las dos orejas en su mano, además del citado pañuelo azul para el astado.
Luego, cerró plaza un astado muy serio y bien presentado, pero que, desde el comienzo, se fue a tablas. Allí, tras brindar al público, le buscó las vueltas el torero colombiano en una faena variada y con voluntad. Con la espada, anduvo breve y fue silenciado.
La tarde, agradable tras el tormentón del día anterior, comenzó con un toro noble y con calidad al que David Mora bordó el toreo bueno, con clase y ortodoxia. Faena acompañada de música, que tuvo varias series templadas sobre la mano derecha. Cobró una estocada desprendida, pero tardó en doblar y los reiterados fallos con el descabello, trajeron dos avisos y todo quedó en ovación con saludos.
La puerta grande del Señor de los Cristales se abrió de par en par en la segunda tarde. Por allí salió a hombros un torero paisa, Luis Miguel Castrillón. No era el favorito de la terna, pero los que apostaron por él se llevaron el premio gordo. El que pega primero pega más fuerte, y Castrillón dio un golpe contundente. Se llevó las primeras dos orejas de nuestra feria.
Las consiguió en el duelo que sostuvo con Velero, tercer toro del encierro de Achury Viejo que a la postre fue el coprotagonista de la tarde. Se tiró de rodillas y lo saludó con una larga cambiada de rodillas. Levantó su montera, brindó su faena al cielo y recibió como regalo las nobles embestidas de un toro que no se cansó de perseguir la muleta. Castrillón le plantó cara con elegancia y nunca dejó que los pitones del toro alcanzaran su muleta. La tarde que no se había encendido se prendió con la muleta del antioqueño, que levantó la plaza y Cañaveralejo se rindió a un torero que supo conquistarla. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro en el arrastre.
Cañaveralejo se reivindicó con la esencia de lo que es la corrida de toros, al ver saltar en su ruedo, toro a toro de la ganadería de Achury Viejo, encaste Conde de la Corte, ejemplares bien presentados y muchos de ellos con grandes posibilidades para el lucimiento, siendo la nobleza, la característica más sobresaliente del encierro corrido en la plaza de la capital azucarera de Colombia y su mayor defecto, la falta de raza de unos pocos.
Con el cuarto, en el que se desmonteraron Ángel Otero y Benavides durante el tercio de banderillas, David Mora realizó una faena variada, artística y de gusto con un astado manejable. Estocada un poco caída y ovación tras petición.
Por su parte, López Simón anduvo bien con el capote en el segundo de la tarde. Brindó a la afición, pero el toro llegó sin gas a la muleta, lo que obligó a una faena sin ligazón, de uno en uno, hasta que el toro se echó. Volvió a robarle unos pases finales más, tras levantarlo, pero lo pinchó dos veces antes de volverse a echar ya de forma definitiva. Tampoco mejoró la decoración en el quinto. Otro toro sin fuerza ni raza. Faena voluntariosa, sin redondear con la espada. Silencio en ambos.
López Simón volvió a Cali para defender su condición de vigente Señor de los Cristales. El triunfador de la feria del 2016 tuvo poca fortuna con sus toros. Su primero fue perdiendo fuerza hasta agotar la paciencia del torero. El quinto pocas ganas tuvo de embestir pero el diestro español se empeñó en robarle embestidas y consiguió pases con la muleta que arrancaron oles del tendido. Sin embargo, fue poco para acariciar algún trofeo. La tarde, ya tenía dueños.
Fotos: Cortesía Tauromagia
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