El día de las velitas se celebra en Colombia como vigilia de la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el dogma fue proclamado así por el Papa Pío IX en la bula Ineffabilis Deus el 8 de diciembre de 1854.
Precauciones para la celebración del día de las velitas en Puerto Tejada
En esta fecha tan especial las autoridades recomiendan actuar con mesura en el momento de la manipulación de las velas. Es primordial que si tienen niños en el hogar, no dejar que se acerquen demasiado, ni mucho menos dejarlos acceder al fuego.
Al respecto, la secretaria de Salud de Puerto tejada, Gloria Moreno Villegas, hizo un llamado a los adultos, insistiéndoles que se puede disfrutar de la Navidad sin pólvora.
“Recalcar que la quema de pólvora no solo puede generar quemados, sino también episodios de contaminación, y afectaciones respiratorias para los habitantes que sufren de asma”, afirmó la funcionaria.
Acerca de este tema, el gerente de la ESE Norte 3 Carlos Gabriel Quiñoñez Quintero que tiene a su cargo el Hospital local del Cincuentenario , recomendó que lo más importante es la prevención y no utilizar pólvora por ningún motivo.
“Es importante no dejar que los niños enciendan velas y además mantenerlos alejados para que no se les prenda la ropa. Si llegará a pasar algo, lo mejor que se puede hacer es echar agua fría en la quemadura, nada más, nada de ungüentos ni cremas, y consultar a un médico inmediatamente” recomendó el profesional de la salud.
Por otra parte, la Alcaldía de Puerto Tejada prohibió la quema y venta de pólvora. La multa para quienes incumplan la medida va de 2 a 20 salarios mínimos, es decir, de $1 millón 200 mil a $12 millones.
Las autoridades policiales también realizan operativos para saber la procedencia de los alimentos y del licor que se expenden en la ciudad, para alertar cualquier anomalía. También recomienda comprar siempre en lugares conocidos para evitar intoxicaciones.
Con las velitas se enciende la Navidad
Se prenden el 7 de diciembre, en lo que se conoce como “la noche de velitas”, una de las celebraciones más importantes de la Iglesia Católica, que da inicio oficial a la Navidad.
Algunos sentados en la puerta de su casa colocan tablas y encima de ellas velas o simplemente sobre el andén; otros prefieren hacer una hilera de faroles y hay quienes usan la cera derretida para pegarlas al piso.
Este día el cielo brilla más de lo común con la pólvora, que aunque está prohibida sigue quemándose en Navidad, y otros niños aún siguen encendiendo las ‘chispitas mariposa’. Se trata de la noche de las velitas.
Monseñor Iván Antonio Marín López, Arzobispo de Popayán, junto a la imagen de la Inmaculada Concepción
Aunque en Puerto tejada, como en la mayoría de ciudades del país, excepto Barranquilla, las velas se encienden el 7 de diciembre, la celebración que se conmemora realmente es el 8 de diciembre, el día en que el papa Pío IX, en 1854, proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, según el cual María, madre de Jesús, concibió al niño Dios por obra y gracia del espíritu santo y sin pecado.
“En aceptación a esta decisión, fieles creyentes iluminaron sus calles con velas, cirios y faroles, en varias partes del mundo como muestra de su apoyo al dogma, y desde entonces se mantiene esta tradición”, explica el padre Ever Claudio Marín García , párroco de la de la Parroquia de Nuestra Señora de Inmaculada Concepción de Puerto Tejada, patrona de la ciudad.
Para los católicos, este día se da inicio oficial a la celebración de la Navidad. Es así, con faroles y velitas, que reconocen a Cristo, quien llega a iluminarles su existencia. Sin duda un acto de gran simbolismo, fe y alegría.
¿Qué tanto se mantiene la tradición religiosa?
A pesar de que esta tradición se mantiene, para el sacerdote diocesano Ever Claudio Marín García, la celebración ha perdido su carácter preparativo. “Para muchos creyentes y no creyentes, el encender la luz, no es acercamiento al misterio de Dios realizado en María, sino la ejecución de una mera tradición familiar y nacional. Negativamente, esta fiesta católica ha disminuido su centralidad de vigilia preparativa al dogma de la Inmaculada Concepción”, indica.
Y es que en gran parte del país, desde la media noche y hasta el amanecer del 8 de diciembre, las velitas son una excusa más para hacer una gran fiesta, con pólvora, comida, trago, familia y amigos.
Además, el 8 de diciembre, en algunos de los hogares verdaderamente católicos, devotos y consagrados, como se hace en los días patrios, cuelgan una bandera blanca con celeste, que tiene la imagen de la virgen María, como expresión de saludo y reconocimiento. La bandera luce los colores tradicionales que representan la pureza de la madre de Jesús.
“Primeramente, este día festivo es la oportunidad para que las familias fortalezcan sus lazos de unión y amor en torno a la luz de Dios, aniquilando las tinieblas existenciales de la vida: la violencia, el odio, la infidelidad, el maltrato, la incomunicación, los vicios y el pecado. Pues de nada serviría encender un cirio, si no damos apertura para que Jesús, el hijo de Dios, llegue a iluminar nuestro corazón…”, afirma el párroco Marín García.
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