Hoy, cuando las Farc se convirtieron en partido político sin armas, empiezan a emerger para la memoria de su organización, figuras controvertidas como Suárez quien se convirtiera en el número 2 después del legendario Manuel Marulanda alias «Tirofijo» .
Hoy, cuando las Farc ya firmaron la paz y están caminando en la vida política, las víctimas de las acciones criminales de “Mono Jojoy” sienten que es una burla el homenaje.
“Es una ofensa a todas las víctimas que las Farc ocasionaron durante todos estos años de barbarie y terror. La dirigencia de las Farc sigue ofendiendo”, señaló el general (r) Luis Herlindo Mendieta, secuestrado durante 12 años por las Farc. Para él, Jojoy representa lo más cruel en la historia de ese grupo: el reclutamiento de menores, las tomas de pueblos, el uso de artefactos explosivos improvisados y la sombra del secuestro.
En ese mismo sentido, la senadora Sofía Gaviria, representante de las víctimas de las Farc, dijo que esta es una burla a esa cantidad de víctimas que votaron por el sí convencidos de que iban a enterrar para siempre los dolores de la guerra. “Mono Jojoy fue un criminal, murió como un criminal y seguirá siendo un criminal, no hay homenaje que valga para limpiar su nombre”.
Las Farc justifican ese homenaje en la construcción de la memoria del conflicto. Dicen que “la paz es también un ejercicio de memoria, y ella se hace contando la verdad para saber realmente lo que nos pasó como sociedad. Sobre todo si se trata de alguien que siempre se la jugó toda por los más humildes de Colombia”.
Aseguran que “se trata de contar por qué alguien debió ir a esa guerra y entender qué nos pasó como sociedad. Las guerrillas no existieron por arte de magia, ellas son el resultado de la violencia contra el campesinado. Nadie se va a la guerra porque le parezca bella, la mayoría de lo que fueron nuestros combatientes lo hizo porque le violencia los llevo allá. Y es precisamente con estos actos que generan polémica que nosotros podemos también contar la otra cara de la moneda de lo que pasó en Colombia”.
Este jefe guerrillero, que participó en los diálogos de paz con Andrés Pastrana Arango en el Caguán, luego se convertiría en uno de los hombres más buscados del secretariado y en uno de los más poderosos militarmente en la insurgencia.
Durante la octava conferencia de las Farc, en abril de 1993, “Jojoy” fue integrado al máximo órgano político militar que tenía la insurgencia: el secretariado. Igual, seguí creciendo en frentes con el Bloque Oriental y su objetivo era la toma del poder con las armas.
Suárez fue protagonista en los diálogos de paz con el Gobierno de Andrés Pastrana, que se desarrollaron en San Vicente del Caguán (Caquetá) desde 1999.
Justo en 2000, el líder guerrillero fue el encargado de leer la ley 002, un documento emitido por el secretariado de las Farc para legitimar el impuesto ‘para la paz’, como fue denominado. Este consistía, según fuentes de la zona, que los ricos de Colombia que tuvieran un patrimonio superior a los $2.000 millones le debía pagar a la guerrilla un tributo.
En 2002, cuando se rompieron los diálogos del Caguán, Suárez fue uno de los comandantes más perseguidos por las autoridades norteamericanas. Tenía 12 medidas de aseguramiento, dos peticiones de extradición y una veintena de investigaciones más por narcotráfico, secuestro y terrorismo, muchos delitos que tendrán que esclarecerse con la verdad que resulte de la Justicia Especial de Paz.

En varias fotos que escandalizaron al país, “Jojoy” apareció en primer plano y de fondo cientos de rehenes (de la Fuerza Pública y políticos), encerrados en cárceles improvisadas de alambre de púas. Fue acusado del secuestro de la excandidata presidencial Ingrit Betancourt.

El Bloque Oriental de las Farc finalmente llegó a tener 36 frentes no numerados y más de 100 compañías móviles que operaron en todo el país.
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