La parroquia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa de este municipio realizó el banquete anual de la fraternidad, organizado por el párroco Gustavo Aguilar Ñañez y el grupo de colaboradores de la misma.
El acto, que fue todo un éxito, se desarrolló en el marco de la celebración del Jueves Santo, día de la caridad , donde hubo un compartir con los adultos mayores de la Fundación Pro Ancianato El Refugio y otros ancianos del sector oriental donde atiende la misión pastoral parroquial de la Arquidiócesis de Popayán.
El sacerdote Diocesano Gustavo Aguilar en la homilía eucarística dijo que “Todos los hombres realizamos comidas fraternas, ya sea para convivir o para compartir de tan gran regalo que nos da Dios, ya sea para festejar un cumpleaños, un aniversario, una graduación, un bautismo, o algo en especial. Siempre celebramos con un banquete, en el que invitamos a familiares, amigos y conocidos; cuando compartimos la comida hacemos vivo ese signo de alegría y de fraternidad donde hacemos participes a los invitados de algo muy personal. Por esto, así como nos reunimos para una celebración o festividad nos reunimos para celebrar la Eucaristía, para vivir y ser partícipes del cuerpo y sangre de Cristo”.
El religioso recordó que “La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida Cristiana. Los demás sacramentos como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia es decir, Cristo mismo, nuestra pascua”.
El padre Aguilar Ñañez finalmente invitó en la Eucaristía para los enfermos celebrada este Jueves Santo en la Parroquia de la Medalla Milagrosa de Puerto Tejada a que “ Sigamos viviéndola hermanos, pero no solo individualmente sino que enriquezcámosla viviéndola en familia, ya que ella nos ayudará a formarnos y nos transformará en cristianos que viven las bienaventuranzas reconociendo en los más pobres y necesitados el mismo rostro de Cristo. Que vayamos a dar fruto cada semana con la vivencia de la Eucaristía como nos dice al final de la misa el sacerdote. ¡A seguir transmitiendo lo que hemos celebrado! ¡Ánimo!, vivamos y celebremos el tesoro más grande que nos ha dejado Cristo”.
En la ceremonia los feligreses asistentes como símbolo de hermandad se dieron un abrazo fraterno reconociendo el mensaje central de la liturgia del Jueves Santo que invita “amarse los unos a los otros, como yo los he amado”.
Gloria Inés López Horduhy
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