Atendiendo la convocatoria realizada por el párroco del Templo de San Roque, padre Edinson Bolaños Mera, los niños acompañados de sus padres engalanaron las calles de este municipio trasportando los pasos que representan cada una de las facetas de Jesús, en este tiempo.
En esta celebración los pequeños aprenden a respetar la memoria histórica católica de esta población con raigambre cristiana cuando avanzan con las réplicas diminutas de los pasos o imágenes religiosas que son utilizadas en las procesiones de los adultos.
Los cargueros son vestidos con los mismos atuendos simbólicos que se colocan estos personajes. Así aprenden a portar con solemnidad los colores y las telas de una tradición que se inició hace muchos años.
Además de formar cargueros, las procesiones chiquitas en Villarica también son el semillero de las sahumadoras, encargadas de portar el incienso; los moqueros, personajes destinados a limpiar la cera de las velas; y los regidores, que mantienen el orden del desfile.
Inclusive, hay niños encargados de representar a los sacerdotes, los obispos, la alcaldesa, el gobernador y los policías.
Con el aroma del incienso y el frío de la noche, niños entre cinco y doce años cargan amorosa y dedicadamente réplicas exactas de las imágenes, formándose en una auténtica escuela del carguío y viviendo la más sublime expresión de amor por lo que significa esta Semana Santa.
Más allá de una muestra al público, la Semana Santa Chiquita de Villarica se ha convertido en un espacio en el que los más pequeños hacen parte de la tradición que por años ha enorgullecido este municipio. Un espacio de reflexión y formación donde el amor y el sacrificio va inculcando el sentido de la Pasión de Jesucristo, redentor de la humanidad.
Este año fue invitada para animar las procesiones chiquitas la Banda Marcial de la Institución Educativa Almirante Padilla del Municipio de Padilla.
Alfredo Viveros Balanta
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