Tan solo dos meses después de llegar a La Hormiga (Putumayo), Álvaro Daza, su trabajador Hernán Mejía, y las hermanas Neida y Carmen Domínguez, desaparecieron entre el 6 y el 8 de diciembre pasado.
De acuerdo con sus familiares y allegados, lo ocurrido fue un secuestro. Pero las versiones de la Policía hablaban de una desaparición. Ahora, con el hallazgo de los cuatro cadáveres en una fosa común en ese municipio, la verdad sobre lo ocurrido empieza a aclararse.
En la mañana del pasado sábado 10 de febrero, la hija de Neida Domínguez, Ingrid, recibió una llamada. Era el capitán Mauricio Figueroa, encargado del Gaula en Putumayo, para decirle que habían encontrado una fosa común en La Hormiga (Putumayo) con cuatro cuerpos y que, por ello, debía viajar de inmediato a la región para corroborar si eran ellos o no.
Ingrid Daza cuenta que según la información que le dio la Policía de Putumayo, la información sobre la ubicación de los cuerpos la dio un supuesto integrantes de la banda delincuencial La Constru, que opera en esa región del país.
Según el informante, La Constru decidió llevarse a los cuatro comerciantes por asuntos relacionados con extorsiones que ellos debían pagar. Los habrían asesinado y más tarde enterrado en una finca a quince minutos del casco urbano de La Hormiga, donde efectivamente sus cuerpos fueron encontrados.
A eso de las nueve de la noche del pasado, las sospechas se materializaron: en el edificio de Medicina Legal de Puerto Asís, Ingrid reconoció a su madre, Neida Domínguez, al esposo de ella, Álvaro Daza, a su tía, Carmen, y a Hernán Mejía, quien trabajó con su familia en el negocio de implementos y herramientas agropecuarias que fundaron en Meta y que habían llegado a expandir a Putumayo en noviembre de 2016.

El estado de descomposición de los cuerpos era tal, que la Fiscalía y Medicina Legal decidieron enviar un cuerpo especializado hasta la región, para determinar las causas de muerte y establecer hace cuanto ocurrieron, le contó Fanny Buitrago, una amiga desde hace tres décadas de las personas fallecidas.
Ella, así como los demás familiares de los cuatro comerciantes, esperan que las investigaciones no terminen con este hallazgo, sino que este sea el principio para esclarecer lo que realmente ocurrió con sus seres queridos.



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