El ex futbolista de Boca de los años 90 Roberto Cabañas murió hoy en Asunción a los 55 años luego de sufrir un infarto que le provocó un paro cardiorespiratorio.
La muerte de Cabañas fue confirmada por su hermano Valerio, quien habló con radio Cardinal y destacó que se estaba preparando para jugar Showbol y estaba perfecto de salud.
«Sufrió un infarto, estaba bárbaro, no le dolía ni la cabeza», dijo el hermano.
Cabañas fue un destacado y recordado jugador de Boca en la década del 90, sobre todo porque tenía buenas actuaciones en los clásicos contra River , donde hacía pesar su fuerte personalidad dentro de la cancha. Vistió la azul y oro durante dos etapas: 1992- 1993 y en 1995.
En el Xeneize fue parte del equipo campeón del torneo Apertura 1992 que dirigía el Maestro Tabarez y que tenía a Navarro Montoya, Giunta y Márcico, entre los principales referentes.
Además, el delantero paraguayo jugó en Cerro Porteño, el Cosmos de Estados Unidos, América de Cali, Estade Brestous y Olympique de Lyonnais de Francia, Barcelona de Guayaquil, Libertad de Paraguay, Independiente de Medellín y cerró su carrera en el Real Cartagena. En total jugó 330 partidos y anotó 164 goles como profesional.
Cabañas se desempeñó los últimos años de su vida como comentarista deportivo en la radio 970 AM.
Sus retos serán velados en su ciudad natal, Pilar.
Roberto Cabñas había nacido en Pilar, Paraguay, en 1961. El de las “cabañuelas” heroicas, fue un espectacular jugador. Llego al América para la temporada de 1985 y ha sido uno de los futbolistas más talentosos del equipo escarlata.
Muchos de sus goles y jugadas estuvieron en las memorias de los hinchas del fútbol como auténticos tesoros.
Con América alcanzó títulos y luego, sin mucha fortuna, fue director técnico y epicentro de críticas y malintencionados comentarios.
Roberto Cabañas dijo en cierta ocasión sentirse como los buenos vinos: con un alto grado de madurez pero no de fermentación.
Luego de transitar por varios equipos se graduó con altos honores y muchos lo miran como el ídolo de siempre. Pueden paladear como si se tratase de una copa de fino cristal cuyo contenido es un exquisito licor.
Marcó 40 goles en 72 partidos con América, donde tocó el cielo con las manos, alcanzó títulos, participó en Copa Libertadores y vive en Cali con su esposa, su hijo Daniel y ojalá en tiempos no muy lejanos volver a ser técnico.
Roberto Cabañas, “El Mago” que sacaba y anotaba goles de un sombrero, comentaba que a pesar de estar en la galería de las leyendas del equipo rojo murió en deuda con el fútbol colombiano, especialmente con los hinchas del rojo escarlata, porque cuando dirigió el equipo las cosas no se dieron. «El fútbol da revancha», dijo alguna vez.
“Sé que me llegará la oportunidad. Siempre me destaqué por mi sacrificio, por la entrega y mi profesionalismo. Llegarán nuevos y mejores dividendos bien sea como director técnico o representante de jugadores”, pregonaba el goleador paraguayo.
Así de contundente, mordaz y, quizá, rayando en lo sarcástico, es Roberto el malabarista, que con sus “cabañuelas” arrancó muchos aplausos de los amantes del fútbol.
Pero así como sus goles tenían clase y calidad, Cabañas no tuvo pelos en la lengua y señaló que los dirigentes actuales lo tienen alejado del fútbol y por otra razón muy clara. Recientemente destacó que ni a su esposa ni a sus hijos les gustó que hubiese sido director técnico.
La continuidad de sus espectaculares “cabañuelas” las tendrá como herencia su hijo Daniel, que sacó la vena futbolera y es delantero. Realizado pruebas en una filial del Barcelona en Argentina, en el Boca Juniors y en la Selección Guaraní.
El mejor patrimonio de Roberto fueron su esposa Tatiana y sus hijos. Estuvo distanciado del fútbol, del balón y de las canchas donde ganó aplausos y fue ídolo.
Y soltó en cierta ocasión una gran verdad con justa razón. “Los directivos que tenemos no dan garantías, entonces es mejor estar al margen totalmente”, sostuvo el paraguayo, ídolo del Rojo Escarlata, con 55 años de edad y quien dejó este mundo a sus 55 años.
«Hay gente que se mete a directivo solo para ver lo que se pueden llevar del equipo, piensan en la transferencia de los jugadores para quedarse con buena plata, pero no les interesa ayudar al futbolista», puntualizó Roberto en una rueda de prensa ante reporteros deportivos.
Roberto Cabañas quiso a Colombia como su segunda patria, siguió manteniendo su clase y soltó una perla: “En mi paso por el América nunca fui muy allegado a los hermanos Rodríguez Orejuela y juro por Dios que no tuve ningún contacto con ellos; mi profesión era el fútbol y punto”.
Roberto Cabañas siempre es notica dentro y fuera de las canchas. Marcó un hito difícil de igualar. De dilatada y exitosa trayectoria, el “Mago del Pilar” militó en Cerro Porteño, Cosmos de New York, América, Brest, Lyon, Boca, Barcelona, Libertad y Medellín. Del “poderoso de la montaña” se retiró a mediados de la época del 90.
En el 2002, por motivos aún no establecidos que dejan una serie de conjeturas, retornó al fútbol vistiendo la camiseta del Real Cartagena.
Retirado del fútbol, su gran pasión tiene como consejeros a su esposa Tatiana y a sus hijos y dígase lo que se diga, Roberto maneja su clase dentro y fuera de la cancha, esa de la que carecen los jóvenes que hoy se creen estrellas y en corto tiempo son relegados al olvido.
El inventor de las “cabañuelas” no se guarda nada y Colombia le ha dado lo mejor como persona y como exfutbolista, aunque como técnico quedó en deuda. Pero el fútbol da revanchas.
Para el baúl de las anécdotas queda un hecho que a lo mejor algún día el tiempo dirá quién tiene la razón. Algunos aseguran que fue el resultado de una apuesta, al calor de unos rones, con algún directivo del equipo; otros insisten en que su precaria situación económica motivó esta decisión, mientras que no faltan quienes responsabilizan a una coqueta cartagenera a quien Cabañas quiso impresionar.
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