“La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”

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Qué bonita referencia donde se le entregó el premio Nobel de Paz al presidente Colombiano. Lo que presencie por  televisión  es uno de los pocos motivos de orgullo nacional, que contra cualquier pretexto nos representaba a todos los colombianos.

Que ceremonia tan sobria y elegante a la vez, presentada directamente por la presidenta de Noruega, que entre otras tenía conocimiento sobre Colombia superior a muchos colombianos, la ceremonia consto con la presencia del Rey , la Reina, el Príncipe y la princesa de Noruega que asistían como áticos testigos de la importancia del evento.

Después de dos magistrales intervenciones vocales de egregios exponentes de música culta, intervino el presidente Santos, sucediendo a la presidenta del jurado, el cual lo hizo de una manera tranquila y muy relacionada, narrando los padecimientos guerreristas de los últimos cincuenta años.

A los 8 millones de víctimas del conflicto armado, el Presidente Juan Manuel Santos dedicó el Premio Nobel de Paz 2016. Algunas de ellas como Clara Rojas e Ingrid Betancourt, acompañaron al Primer Mandatario en Oslo.

Citó Santos  a nuestro Nobel de literatura Gabriel Garcia Marquez, entre otras el único colombiano universal, gracias a sus letras que tenemos; en una inusual forma de colocar a las víctimas como centro del proceso hizo que la audiencia aplaudiera a reventar a un joven negro que había perdido la mayor cantidad de su familia en una refriega, entre la guerrilla y los paramilitares, en Bojayá –  Chocó.

Al ver la calidad histórico política de los invitados a la gala, se me henchó el corazón, no como Santista, porque no lo soy,sino como colombiano, si, se estaban refiriendo a ese pedazo de suelo donde yo nací, que maravilla, es un acto que no solamente nos representaba, sino que nos engalanaba.


La paz en Colombia va y con eso del premio Nobel es como si le hubiesen colocado a un pequeño navío llamado Colombia, el cual tenía sus velas rotas y la misma tripulación sublevada, una renovación de velas y además un motor que nos va llevar a feliz término.


Mientras tanto, a muchos kilómetros del primer mundo un compatriota, seguía dando patadas de ahogado, solicitando, casi que en solitario, que se considerase al presidente Santos como un dictador, porque no hundió el proceso de paz al haber perdido el plebiscito, es algo así como solicitar que aparten un árbitro de boxeo, porque no permitió que los boxeadores se maten, como en efecto lo estaban haciendo.


Creo que lo del doctor Uribe y algunos del Centro democrático no es tan simple, pues pueden estar poseídos de un demonio que envilece y enceguece y mata llamado: Leviatán, ese demonio produce lo que en latín se llama Invidia “La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”.


Dante Aligheri la definia como “amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos” Son aquellos que sienten placer al ver a otros caer.

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Por: Néstor  Raul  Charrupí  Jiménez

Redacciòn