
Después de un recorrido de casi 140 kilómetros desde Popayán hasta el municipio de Bolívar, con una salida tardó más de lo esperado. Debían ir con cuidado, pues la madre de la niña, Nelly Muñoz, quien no sale del shock y quien tiene cinco meses de embarazo, dejaba ver sus quebrantos de salud.

El gobierno del Cauca declaró tres días de duelo por la muerte de Yuliana Andrea y en su consideración el gobernador del Cauca, Oscar Rodrigo Campo Hurtado, poco antes de despedir los restos mortales de la pequeña hacia su tierra natal al sur del departamento ,expresó que este caso tiene que convertirse en símbolo de la lucha que se debe mantener por el cuidado de los niños, niñas y adolescentes.
La comitiva finalmente emprendió el viaje pasadas las 5:10 de la tarde. Les esperaba cuatro horas de camino por una carretera difícil, que soportaron en silencio. Pasadas las 9:30 de la noche llegaron a una nueva escala. A tres kilómetros de la cabecera municipal, en la vereda Los Azules, los esperaban los habitantes para acompañar la marcha fúnebre.

Desde un carro, un vecino anunciaba a través de un megáfono: “Los invitamos a la 10:00 de la noche a la parroquia Santísima Trinidad para la santa misa. Quedan cordialmente invitados para despedir a este ángel…”,anunciaba un líder de la comunidad.
“Acá acostumbramos hacer una caravana. Muchísimos carros y motos. La recibimos, porque nos duele mucho la tragedia de esta familia, de nuestros paisanos. Hay indignación y mucha tristeza”, dijo Yamilet Barrera, la bibliotecaria de Bolívar.
El desfile llegó a la iglesia. Aunque la idea inicial era velarla en el salón comunal, fueron tantos los que quisieron acompañar a Yuliana y a su familia, que se tuvieron que quedar en la iglesia, en un velorio que duró toda la noche.

La idea era salir a las 6:00 a.m., pero una vez tuvieron que esperar mientras el médico atendía a la madre de la pequeña, quien pese a las recomendaciones médicas insistió en seguir en la caravana de regreso. Pasadas las 7:00 de la mañana de jueves salieron rumbo al corregimiento Los Milagros, a 40 kilómetros, por una trocha que obliga a hacer el viaje en dos horas. El carro de bomberos, la defensa civil, la Policía, amigos, familiares, conocidos e indignados. Siempre al lado de su familia.
A Los Milagros llegaron a las 10:00 de la mañana. Todos los habitantes, con camisas y banderas blancas, los estaban esperando a las afueras del pueblo para acompañar la marcha fúnebre. “Estamos pidiendo cadena perpetua para todos los asesinos de niños. Le estamos pidiendo al Congreso. Creo que ya se rebosó la copa”, gritaba uno de los líderes a través de un megáfono.

Bajaron el féretro del carro y lo cargaron para hacer el recorrido a pie por las calles del caserío hasta el único polideportivo del pueblo, donde tenían preparado un homenaje, con misa campal y música en nombre de Yuliana. Como tradición, en estas comunidades abren el féretro para que familiares y amigos puedan ver por última vez a sus muertos.

Después de este ritual, pasadas las 2:00 de la tarde salieron rumbo a la vereda El Tambo, a 20 minutos del caserío. Allí la dejaron el féretro en la capilla. Este viernes, a la 1:00 de la tarde, llevarán a Yuliana al camposanto del pueblo que la vio nacer hace siete años.
Hace cuatro años, Juvencio Samboní salió con su familia de Bolívar (Cauca), desplazado por los violentos rumbo a Bogotá. Empezaba un camino que, creía, podría encauzar a los suyos hacia una vida mejor.



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