
Teófilo Gutiérrez Roncancio, en medio de su gran dolor, carga el féretro con su padre Teófilo Gutiérrez Castro.
El profundo dolor de Teófilo Gutiérrez por la muerte de su abuela paterna se vio reflejado claramente durante su sepelio, en la mañana de ayer en el Cementerio Universal.
El delantero del Sporting de Portugal se desmayó en el instante en que el ataúid con el cuerpo de doña aura iba ser introducido en la tumba. Sus hermanos tuvieron que auxiliarlo. “¡Ánimo Teo! ¡Ánimo! ¡Fuerza Teófilo, fuerza!”, se alcanzaba a escuchar de parte de quienes rodeaban al goleador.
Momento en que Teófilo se desmaya y es auxiliado.
Su madre, Cristina Roncancio, que lógicamente lo conoce muy bien, había advertido el padecimiento de su hijo. “Pendientes de Teo, que se puede desmayar”, avisó doña ‘Cristi’ a varios de sus hijos minutos antes del desvanecimiento.
Teo, que llegó a Barranquilla el domingo en la tarde procedente de Portugal, donde adelantaba la pretemporada con el Sporting de Lisboa, se mostró notablemente golpeado en medio del último adiós a la señora que alimentó sus sueños de futbolista a través de su venta de fritos en el barrio La Chinita.
Desde la casa de la vieja Aura, donde Teo vivía desde los 5 años, salió el cortejo fúnebre con rumbo al Cementerio Universal. El reconocido futbolista, con una camisa blanca y un corbatín negro, realizó todo el trayecto a pie y, en buena parte, con el féretro de su abuela al hombro.
No importó el extenso recorrido y la alta temperatura, el atacante no se despegó ni un sólo segundo de la concurrida despedida a doña Aura. Y en varias ocasiones besó el féretro.
Al llegar al campo santo, a las 11:40 a.m., todos los presentes comenzaron a aplaudir, mientras Gutiérrez, sus hermanos, su padre y demás familiares, continuaban llorando y protagonizando conmovedoras escenas de lamento y dolor.
A medida que se llegaba al sitio exacto de las honras fúnebres, las escenas se hacían más fuertes, emotivas y sentimentales. En un momento, ya cerca de la bóveda, se abrió la tapa del ataúd y Gutiérrez le comenzó a dar golpes. Segundos después sufrió el desmayo.
Su hermano, David, fue el primero que llegó a socorrerlo. Lo sujetó por los hombros y se lo llevó a un rincón del cementerio con ayuda de otras personas. Allí su padre, su madre y su esposa lo empezaron a ventilar.
“¡Vamos Teo, levántate!”, ¡Fuerza, Teo!”, lo alentaban sus familiares, amigos y seguidores. Poco a poco se fue recuperando hasta que le acercaron un carro y se lo llevaron. Caminó hacia el automotor apoyado en los hombros de su papá y su hermano David.
Finalmente, Teófilo no alcanzó a ver cuándo el féretro, con una bandera del Junior y una camiseta de la Selección Colombia, fue introducido a la tumba.
Teo había dejado ver su desconsuelo desde el domingo apenas aterrizó en suelo barranquillero.
“Está destrozado”, dijo su padre Teófilo Gutiérrez Castro.
El ariete caribeño tocó el bongó en dos actos religiosos que se realizaron durante la velación en las afueras de la casa de doña Aura en La Chinita.
“Lo que más voy a extrañar de mi abuela son las arepas de dulce, me decía que me las comiera, que eso me iba a hacer meter goles”, manifestó Teófilo.
“Desde los 5 años viví con ella. Mi abuela era una guerrera. Nunca dejó que le pusiera otros negocios”, recordó Teo.
Tiene permiso
Teófilo Gutiérrez tiene permiso de su equipo, el Sporting de Lisboa, para reportarse el próximo fin de semana a la concentración y proseguir la pretemporada. Según información de la prensa lusa, Teo se unirá al club lisboeta en Lausana (Suiza), donde su club jugará partidos amistosos contra el Mónaco, Nyon, Zenit y PSV Eindhoven.
Por: Rosemberg Anaya Ramírez –
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