Esta semana los caucanos nos hemos visto sorprendidos por la perspicaz propuesta del Sr. Gobernador Temístocles Ortega de ofrecer al departamento como zona de concentración para las Farc en el marco del proceso de paz que se lleva a cabo con esta guerrilla en La Habana Cuba. Lo más sorprendente de la propuesta es que el señor Ortega sea tan testarudo de creer que puede hablar por todos los Caucanos en un tema tan delicado, aún a sabiendas de que le quedan pocos meses de mandato y de que su popularidad es una de las más bajas de todos los gobernadores del país.
JUAN FELIPE VALLEJO V
@juanfvv
La propuesta no parece haber sido socializada ni consultada con nadie en lo que termina siendo una actitud más parecida a la de un dictadorzuelo que a la de un gobernador elegido democráticamente.
La propuesta además de paradójica resulta sumamente irresponsable si se tiene en cuenta que hasta hoy no se ha acordado en La Habana ninguna zona de concentración ni las condiciones que tendría una eventual figura de esta naturaleza.
En otras palabras, el señor Ortega ofreció el departamento sin siquiera tener la previsión de poner algunas condiciones de seriedad o de tener algún grado de certeza frente a lo que significaría para los verdaderamente afectados; los habitantes del Cauca. Lo anterior queridos lectores se constituye en una tozuda insensatez.
Lo cierto es que la cercanía a las elecciones y las ansias de figurar de nuestro gobernador han hecho que la propuesta esté sobre la mesa y es nuestro deber seguir el ejemplo de las redes sociales y dar una discusión seria sobre el fondo del tema y las posibles consecuencias para el departamento.
Quienes están a favor de la propuesta del gobernador, pocos por demás, argumentan que tener concentrados a los guerrilleros de las FARC en el Cauca es una posibilidad de recibir parte del presupuesto prometido por el gobierno para el posconflicto.
Este argumento me parece que no tiene mucho sentido pues el Cauca ha sido una de los departamentos que más ha sufrido los horrores del terrorismo de las Farc de modo que no creo que debamos hacer más méritos para ser priorizados, faltaba más.
Ahora bien, las consecuencias de una zona de concentración podrían ser nefastas. En primer lugar, la escaza y esquiva inversión privada tendría aún más razones para no venir o salir de nuestro departamento pues, como muestran las encuestas, la confianza en las FARC y sus buenas intenciones son mínimas y con razón, pues a los colombianos no se nos ha borrado ese recuerdo indeleble de los horrores cometidos por las FARC en el Caguán.
Pero hay otro tema sumamente preocupante, el Cauca se ha convertido en los últimos años, especialmente en los últimos, en el fortín de las Farc. Por aquí pasan las principales rutas de narcotráfico hacia la costa pacífica, aquí tienen establecido el lucrativo y criminal negocio de la minería ilegal, aquí se han establecido los grupos más violentos y criminales de esa guerrilla.
Resulta evidente que para las FARC resulta mucho más sencillo delinquir si los “concentran” o les crean una zona de distensión en la zona donde han delinquido por años y de donde provienen gran parte de sus ingresos. Eso es como pedirle a un toro que no monte a las vacas pero dejarlo en el mismo potrero.
Yo como caucano me manifiesto públicamente en contra de este ofrecimiento, no solo por la forma medio dictatorial en la que fue hecho, sino porque resulta irresponsable lanzar una propuesta de este calibre sin siquiera tener idea de lo que significa o de lo que piensan los caucanos al respecto. Debemos luchar ante la triste posibilidad que abrió Temístocles, los caucanos no queremos convertirnos en un nuevo Caguan, Caucagúan.
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